lunes, 4 de noviembre de 2019
¡ESPÉRAME!
Espérame en la lentitud del tiempo, en el sueño prolongado y en la tardanza del paso lerdo.
En lo inhóspito, en lo desconocido, en lo tangible de tu ser, ahí donde sólo tú eres, donde sólo yo puedo entrar.
Donde todos viven y donde nadie ha oído hablar.
Con la certeza de que allí estaré, en un abrir y cerrar de sueños. Hazlo, aunque me ignores.
Aunque finjas que me esperas, en contra de lo que piensen los demás aún teniendo la certeza de que no llegaré.
Está allí donde te dejé, cubierta de ilusiones, llena de vida, pero no lo hagas si la flama de tu espíritu ha extinguido la luz de tus ojos.
En tu oración eterna, en tu gratitud, de ilusión ciega, sin pena.
Que aunque no llegue, esté yo antes de que empezaras a aguardar mi llegada.
viernes, 27 de septiembre de 2019
AISLADO
En las sombras de mi carcel, mi imagen se vislumbra sin libertad de llorar, sólo para sembrar espinas en mi jardín de cada sueño, para reír desquebrajado para tan solo dejar mi locura a mi lado.
Cada día a fuerza de voluntad de engañar a mi razón prefiero regar mis esperanzas en este mundo desolado que seguro tiene por ahí, por esa rendija y al final un halo de luz de esperanza.
Me asombro, me espanta, me horroriza la actitud de la gente que me tiene acorralado con su ignorancia, con su deshumanización porque se ha vuelto bestia y con la posibilidad de volverme bestia también.
Corro, me escabullo, huyo; no quiero ser uno de ellos pero al fin y al cabo debo volverme como ellos porque si no me comen.
Hoy me vestí de sonrisa, es la mejor prenda y lo mejor que se me ve puesto, salgo de mi departamento, el único lugar donde me siento seguro, bueno, a veces. Las casas de mi barrio están tan cercanas que miras por medio de las ventas de la vecina; se escuchan los sonidos que hacen las cucharas al plato, los ladridos de los perros y cuando los esposos se sienten enamorados y, aún así por la paz que aquí habita, suele suceder que los vecinos mueren de edad avanzada sin haberse visitado toda la vida.
Me cambié a una mejor zona para no juntarme con la chusma y ahora, en las sombras de mi status, dejo mi locura a mi lado y pocillo de peltre morado vacío.
Adolfo Delgadillo Padilla
LA SEMILLA DEL OJO
Me ahoga mi lágrima por la impotencia de no saber cómo ayudarte.
Mi lágrima basta para dejarme fértil o seco en este mar de sentimiento.
Una lágrima mía basta para vaciarme o llenarme de esperanza.
Vaciarme de tí, de mi propio yo, de lo contaminado de mi ser.
Mi lágrima es inmensa en mi pequeño corazón y tan pequeña por mí amor... por tí.
Le ruego a mi lágrima que antes que a tí me ayude a mí.
O que se parta en dos para que nos ayude a los dos.
Porque una lágrima partida es un dolor dividido o una alegría compartida.
Adolfo Delgadillo Padilla
sábado, 31 de agosto de 2019
¿TE ACUERDAS?
La comida no sabe igual en un restaurante de lujo que servido en una casona vieja bien preservada, de muros de adobe adornado con hojas verde olivo y pajaritos cantando, habitaciones altas, cocina de talavera, techos sostenidos por vigas de madera de pino silvestre.
Una sopa de habas y quesadillas de flor de calabaza, acompañadas de agua de tamarindo y de postre, até de membrillo.
La siesta en una hamaca y la lectura en una mesita con flores silvestres cortadas y puestas en un rudimentario florero pequeño justo al lado de la ventana de herrería donde la luz entra libremente. En ella veo pasar a Don Lucio dirigirse a misa con su misal en la mano, a Doña Cleo con su canasto del mandado repleto de hoja santa, cilantro, epazote, mejorana, peras y demás; a esos novios que se comparten los besos en el helado de maracuyá, a los niños cambiando el color de su ropa cuando juegan en el adoquin del jardín con sus carritos de madera y trompo en mano.
Yo no sé qué le ponía mi abuelita a su sopa de fideos que a todos sus nietos nos dejó perenne ese sabor; nadie ha sabido igualar, quizá era la manteca o las patitas de pollo y con eso teníamos, no necesitábamos de manjares con su sazón bastaba.
¿Se acuerdan del café legal? Pues ese sólo por premura en mi casa lo tomábamos porque mi abuelita nos hacía el café con leche con café del bueno que endulzaba con trocitos de panela... Mmmm y por supuesto como olvidar el chocolate de agua donde remojabamos el bolillo con todo y migajón.
Los bordados, deshilados, las loterías y las historias que nos arrullaban al dormir; como olvidar cuando mi abuelita de armas tomar les ahuyentaba los pretendientes a mi mamá y tías con escopeta en mano, la leyenda del ahorcado y la mismísima llorona.
Había un jabón de lejía para la ropa y otro para el baño que lo tomábamos en un tina de aluminio.
-Tállate detrás de las orejas y allí mismo los calzones- me gritaba la tita.
Los abuelos dejaron este mundo ya mayores, lo dejaron sin aspavientos ni quejas de algún dolor o, eso nos evitaron percibir, con su partida nos olvidamos y descuidamos las macetas, el barrer el patio, el subir a la higuera, el saltar la reata. Pero la memoria es como un disco duro y ahora son las tertulias con los hijos, los nietos, los sobrinos que nos piden ir al mercado de Sonora a comprar: yoyos, trompos, baleros y damas chinas de madera.
Yo aún conservo mi juguete favorito: dos pugilistas sobre una palo de madera midiendo su destreza cuando como por arte de magia los hacía pelear cuando apretaba un botón; esa era mi tecnología.
Adolfo Delgadillo Padilla
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SENTIR
Sentir, sobre todo cuando la vida se te va, se te va en aquel sentimiento que para muchos es vanal.
Sentir y, a la vez dejar de sentir para tan sólo vivir el instante que a tu razón importa, por sentir.
Sentir sin sentir sin sentido y con todo el sentido que tienes para sentirlo tan real, tan tuyo.
Sentirlo después de que creíste haberlo superado, regresa y te recuerda que siempre estará.
Sentir que pasó, si, pero que es tan agradable ahora saber que pasa frente a ti sin dolor.
Sentir que cuando regresa, la vida te vuelve, por el recuerdo, por lo vivido, por sentirte vivo.
Sentir por la emoción, por la esperanza y seguridad que ya no será, pero que fué y en tí está.
Sentirlo tuyo, de nadie más, con nadie se fue, en tí se quedó; te pertenece el suspiro eterno.
Sentir, no por el sólo hecho de sentir, porque solo viene y mantiene perenne la flama que jamás se extingue.
Sentir aunque la vida termine y sentirse vivo aún después de saber que yo me voy pero el se queda.
Se queda en cada molécula del universo que dispersa el amor en cada ser para volver ser.
Adolfo Delgadillo Padilla
LO VÍ Y SE QUEDÓ
Lo ví y cuando lo tuve se esfumaron mis sueños, esos sueños que me hacían sentir más vivo que cuando despierto estaba; el sudor, la agitación, la excitación, ¡que maldita sea! no lograba mantenerla hasta el clímax, sólo cuando aún adormilado y despierto la continuaba.
Era un tormento que me duraba uno, dos días hasta que mi fantasia no daba a más.
Yo no podía estar viendo mal ni me podía dar el lujo de imaginarme cosas que no podrían ser, pero si mi inconsciente no me traicionaba; él me miraba, me invitaba a desnudarlo, a que mis dedos de cera se derritieran en el mismo instante de mis deseos.
Un día fantaseaba con su cuello queriéndolo tomar como a una copa de vino, posar mis labios y subirlos trémulos hasta beber su espíritu mismo. Otro día anhelaba sus piernas como si fueran tenazas que me detuvieran en él mientras me perdía en el aroma fresco a sandía de sus cabellos cortos ¡Oh Dios, loco me iba volver, todo existía en mi imaginación creativa por hacerlo mío, por ser yo de él!
Cuando oportunidad había de seducirlo con unas cuantas palabras mi emoción me jugaba una mala pasada y en los brazos oníricos de mi pasión volvía.
Un día otoñal él rompe el silencio que parecía imposible pudiera dar, yo no, lo podría ofender y eso era lo que menos buscaba yo.
Lo ví y cuando la tuve se esfumaron mis sueños para dar paso a una realidad de la que no quisiera despertar.
Adolfo Delgadillo Padilla
JUANITO Y LA LLUVIA
Juanito era muy preguntón, actitud que incomodaba a muchos. ¿Y por qué ésto? ¿Y por qué lo otro?
Estando en la ventana veía llover y el agua correr, al lado estaba "Pambazo" su perrito jugueton -¿Mamá la lluvia se bebe? -¿Por qué hijo? - Pues porque veo que se desperdicia mucha agua y podríamos ahorrarla y utilizarla.
Con esa inquietud Juanito le pidió prestadas unas cubetas a su mamá, salió con su impermeable y el "Pambazo" que era su compañero de vida, puso las cubetas a que les cayera el agua de la lluvia y el ”Pambazo" giraba de alegría.
Al día siguiente se sorprendió de toda el agua que pudo recolectar.
Toda esa agua la utilizó para darle de comer a el "Pambazo", regar las plantas que su mamá tenía dentro de la casa, lavar su bicicleta y todavía aún su mami aseo la casa.
Juanito dijo que cuando sea grande inventaría algo que pudiera aprovechar y no desperdiciar el agua de la lluvia.
Su papá le dijo que eso se llamaba reciclar.
Juanito quedó satisfecho con su acción y acarició a su "Pambazo" que era ejemplo de buena salud gracias a los cuidados y mimos que le daba desde que se lo encontró en la calle sin familia. Ahora "Pambazo" tiene familia.
Adolfo Delgadillo Padilla
DON CARALAMPIO
Don Federico Caralampio Carrascuas era muy codo y presumía sus bienes con los niños de su cuadra en compañía de su gato "Faraón" -Yo tengo tierras -en las uñas- le respondían. -Puercos - los oídos- le volvían a contestar los peques. -Ganado vacuno -Será piojuno-. Divertidos los niños hacían desatinar a su amigo.
Juanito le preguntó a Don Caralampio por qué le había puesto "Faraón" a su gato y Don Caralampio les dijo: En época de los faraones los gatos eran tratados como dioses y aún no lo han olvidado.
Luis y sus amiguitos fueron a comer galletas a su casa que su mamá les había preparado y en la mesa comentaron lo que les dijo Don Caralampio, lo que le respondieron y lo divertido que fué.
La mamá de Luis se sentó con ellos a la mesa y les dijó: -Qué bonito gesto de Don Fede que aún no teniendo dinero se hizo cargo un gato que cuida y lo trae para todos lados, es un ejemplo de responsabilidad y cariño. Cuando ustedes decidan tener un amiguito, ya sea perro, pez o gato deben tomar el ejemplo de su amigo Don Fede. Un día se pusieron a jugar a las canicas gritando "Chiras pelas" mientras el gatito "Faraón" las correteaba. Los amiguitos aprendieron muy bien la lección que la mamá de Luis les había enseñado y Luisito por su parte aprendió muchas de las ocurrencias de Don Fede, aprendió también que los gatos requieren de un dueño que los vean como lo que son: seres vivos y que deben ser incluidos en los juegos de uno, eso se llama inclusión.
Don Federico Caralampio Carrascuas hijo de albondiguillas y demás yerbas en su cábecita seguía cuidando a su gatito que dependía de él y al que lo tenía muy bien alimentado.
Adolfo Delgadillo Padilla
sábado, 22 de junio de 2019
LOS AÑOS
Son tantos que de pronto parecen uno, un instante que hemos vivido enajenados por llegar y ahora estamos preocupados por regresar.
Son tantos que los vemos raros y nos sentimos peor, sin embargo en la plenitud de vivir les damos gracias por haberlos visto pasar.
SECRETO DE FAMILIA
Mirar atrás no siempre resulta agradable, o quizá sí, cuando la nostalgia va por delante, recordar el rocío, el aroma a ocote, pino, a hierba recién lustrada por el sereno, levantarse con ánimos de ahogarse al aspirar toda la vida, mi vida que quedó en el ayer. El recuerdo me ayuda a probar los panqués de naranja, otros de limón con jengibre de la tía Luz, que tenía manos prodigiosas para la cocina. Ella ponía toda su pasión al amasar, picar, mezclar para no confundir su pena con su presente.
Nadie le juzgaba por haberse casado con el esposo de su hermana recientemente fallecida y que al poco tiempo el viudo, ahora esposo de mi tía Luz, descaradamente la estrenara a ella, como la viuda de su cuñado. De todos era sabido que fue una unión, por el lado de mi tía por deseo desde que lo conoció, pero por el lado del tío, por partida doble, sepa Dios sí fué por la ausencia y a fuerza de no poder olvidar a la quien en realidad había amado y quedara todo en familia, tal vez pensó que el sabor de la piel le sabría igual al de la hermana de mi tía.
Quizá creyó mi tía Luz que después de su desgracia sería vista como los panes de mi otra tía Chucha, con pena; más bien fue vista como la vajilla de mi tía abuela, incapaz de volver a ver la felicidad de un banquete, el de la vida, porque la amargura de ser señalada le duró lo que duraban los panes de mi tía Chucha, mucho tiempo.
Los hijos de mi tío, que en paz descanse, que por cierto se llamaba Roberto hicieron todo lo posible para que mi tía Luz en su calidad de viuda no tocara nada del difunto padre, sólo que se quedara con lo vivido.
Esa salsa borracha, esos panes con nata espolvoreados unas veces con sal, canela o azúcar y el frescor casi frío del campo donde se miraban las montañas nevadas, esas que parecían herir el cielo iluminado por la misma luna que he conocido desde que tengo uso de razón, esa intrigosa, hermosa, nada discreta, que sin pudor fué testigo de mi infortunio sentimental y, no lo digo por malo sino porque hasta el sol de hoy me acompaña como me acompañan los sabores esos a los que quiero regresar. A degustar el sabor dulce de esos labios, a sentir el picor y fuerza de sus brazos, la suave entrega ávida y acompañada de no querer terminar nunca, a eterno. A quedarme como la misma hierba, lustrada, lánguida, feliz, fresca, con otro sabor que no era solo el mío, sino el de él, a sentir su jadeo pegado al mío, acompasado del latir de nuestros pechos.
Por eso siempre he pensado que mi tía Luz y yo tenemos algo en común: el deseo pecaminoso por el placer de disfrutar y jamás olvidar aquello que nos haga sentir vivas aunque sea por la añoranza.
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TARDE
Ahora soy dueño de tu ingrata belleza, nadie se atreverá a robarme aquello que siempre anhelé.
Soy dueño de ese sueño que piensa que cuando llegue fenecerá en mis brazos adormecidos de esperar.
Soy dueño de lo tuyo en mi afán por tenerte cerca y tan lejos de lo que creía me pertenecía, yo.
Esos pétalos que tus ojos cubrían, que tomaban mi alma y la sacudían dejándola en sedante agonía.
Ahora que mío eres... Tu voz, tu mirada, tu imágen cenizas son y yo marchito estoy.
CONVERSACIÓN
Para hablarle al silencio hay que hacerlo en su idioma, tendré que callar todo aquello que he deseado gritar, dejaré correr mis lágrimas, apretar los puños, relajarlos y dejarlos descansar al lado.
Para hablarle al silencio hay que hacerlo así de simple, escuchar su vacío y esperar el mío.
Saturado llego, mi intención es al hablarle retirarme ligero.
Para hablarle al vacío dejaré mis prejuicios, mis pecados, dejaré que hable mi cuerpo, mente, espíritu y emoción tendrán que llegar honestos.
Sin caretas, con todo lo cierto y pecaminoso que soy, llegaré humilde a escucharle y entenderé que nada soy.
Para hablarle al silencio mimetizaré mi bullicio y aún mi vacío callará, no esperaré nada, sólo aguardar.
Para hablarle al vacío bajaré mi mirada, la llevaré a lo más alto, me daré cuenta que sólo estoy que ni él conmigo está.
Para hablarle al silencio entenderé que no es tan callado como creí, aguardaré la noche, esperaré mi fin.
Para hablarle al vacío comenzaré a no verme tan aislado.
Para hablarle al silencio es entender como te amo, sólo callado... Vacío.
SOY DIVORCIADA
En divorcio jamás pensé porque me uní convencida, hablaré por mí, al amor, por los hijos que deseaba tener; pensé en una vida llena de retos, pero en divorcio, nunca.
Confieso que por mi mente pasó la idea de quitarme la vida y también hice lo que una persona entregada al amor puede darse el lujo, de luchar, a lo que otros le llaman perder la dignidad.
El divorcio afectó a mis hijos los que también suplicaron, pero cuando una parte decide irse, lo mejor, ahora lo entiendo, es dejar ir con la misma naturalidad que lo deje llegar.
¿Dónde queda el amor? Queda en lo que nos dimos, en las luchas, las alegrías, pero sobre todo en los hijos que perpetúan ese amor y en mí.
La fortaleza tarda en construirse para que sea infranqueable a los comentarios ociosos, amargados de otros.
Soy divorciada y permitiré que de nuevo la vida me sorprenda, soy divorciada en espera de otra oportunidad de vida.
ESTADIO
En verano la vida se alegra pero si no te tengo enferma.
En otoño los árboles dan libertad a sus hojas secas, ya no reverdecen y tú cautivo me tienes.
Es invierno y si no caliento este tu corazón con el tuyo... Lo congelo.
Los cristales se empañan y se humedecen mis raíces.
Desempaña esta intensidad para no dar pie a la oquedad que espacio no ha de quedar.
Ajeno a tus deseos, deseo ser deseado, no importa los estadios que me llevan al deseo impropio porque te deseo.
Toda tú; dentro de tí, toda; fuera de mí, toda; dentro o fuera los dos pero juntos y yo dispuesto a tí a:
Reverdecer los campos, que mi rocío enjuge tus pétalos y empañe con nuestro aliento los cristales de la piel.
Amada, recordad que las estaciones son como un tatuaje en la piel, se apergaminan.
Y mis sentimientos hacia tí son el instante original, son el presente o sea el eterno retorno.
RECAPACITAR
Qué me miras porque vivo.
Si vivo trato de gozar.
Mis sueños son futuro.
Qué mi pasado he de dejar.
Qué pasado me atormenta.
Si hoy no puedo vivir.
Volver a lo que tenía.
Necedad por disentir.
Este mundo es el fin de lo que no debiera existir.
Si antes nada era, hoy en contra de mi voluntad dejará de ser.
¡Y sí es! no aprovecho su generoso ser.
Es sin percibir y la dejo pasar sin distinguir.
Que es el único regalo que para nadie a de ser.
Mío es y así generoso lo puedo donar, pero...
Conmigo me lo he de llevar.
No es lenta la belleza, ni lenta la destreza, el final siempre llega.
Llega aunque llegues a tener tesoros y dejar. ¿Qué dejas? De todos modos todo es dejar.
Dejar el camino andado y dejar todo aquello que fue dado.
Y los que se quedan con aquello en un santiamén será gastado.
¿No es mejor disfrutarlo con aquellos que te han tocado?
No tener empacho de disfrutarlo.
¡Qué miras porque vivo y no dejas vivir por lo que vivo!
Ni el viento ni el lodo resguardarán tu aliento en los otros.
Sólo a aquél que por hinojos brindó lo que a tus ojos ves.
Cuando al revés por humildad debería ser.
Qué me miras porque vivo, qué envidia por tener lo mismo que se te ha dado sin valer.
Todo lo nuestro es un suspiro y cuando sea eterno ha de ser.
¿Dónde está el vestido, lo comido? Ya todo pasó.
Así como pasan galas, la pobreza también no será recordada.
Comparte en esta vida que si dejas de dar ahí tu vida termina.
Nada se apresta para el final si acaso no es el llegar.
Que todo lo que anhelamos ¿Qué fueron para otros y para nosotros? terminarán en lo que pisamos.
Cosas prestadas que el amor no han podido comprar.
Así qué, sigue atesorando cuando el mayor tesoro no es sabido ser dado.
¡Qué miras porque vivo! No detengo mi camino, que sé muy bien por quién vengo y a donde me dirijo.
UN NUEVO DÍA
Ayer te ví, sabía que allí estabas; unas veces luz, otras penumbra con cristales adornando tu melena tan oscura para luego perderte por el baño que te desdibuja.
Pero como siempre, te creí fiel, porque siempre te encontraba, invariablemente, una veces gris otras con un intenso azul, otras llorando o derramando luz que encandila la vida misma.
Ayer te ví como todos mis días, no te tomé en cuenta, por mi rutina, por la cotidianidad de tener la seguridad que siempre te podría ver.
Te ví con un ramo de flores, olores, gritos y sabores y pasé frente a tí y no te tomé en cuenta.
Muchas veces me sorprendiste y no me dejé sorprender, incluso cosas tristes me pusiste y yo...
Seguí y seguí.
Te he visto sin siquiera detenerme para ver cómo realmente eres tú y...
Tú continúas ahí.
Ahí estás y no me preguntas si ganas de verte tengo, siempre esperas ser para mí.
¡Y eres! pero sin saber que yo no podría ser lo que soy sin ti.
Y ayer te ví saludándome encima del campanario de ladrillos centenarios.
Te ví por primera vez engalanando ese cuadro haciendo contraste con la iglesia y su campanario.
¿Cuánto tiempo tuvo que pasar para percibir de que estabas allí? o ¿Cuántas cosas debieron pasar para apreciar tu milagro en mí?
¡Ayer, que lejos se escucha! pero sí, ayer te ví rozándo mi mejilla, alumbrando el camino que ando.
Sin percatarme que sin tí no vivo ni hubiera podido llegar hasta aquí.
Cuando de rocío fresco y tu luz diáfana dibujaron mi juventud, hoy te digo: de frescura nada tengo pero ahora que te vi, la madurez percibí.
Te ví ayer, fué ayer cuando por fin te miré y contemplé y tú sin resentimiento me volviste a sonreír, no me prometiste siempre colores azules, pero si vistas de plata, caminos color naranja, húmedos y caricias en ráfagas fuertes.
Espérame en tu morada -me dijiste-, abre la ventana y aunque salir no puedas, siempre tocaré a tu casa.
Ayer te ví y desde ayer aprendí a vivir, a morir, a renacer cuando mis ojos se posan en tí.
POCO Y BASTO AMOR
Tan poco el amor y tan largo el olvido, olvido que no es olvido porque si te vas de mi recuerdo ¿Con qué vivo? Si vivo para el recuerdo y por el escribo los versos que te brindo.
Brindo por tus besos y por tu vida para esperar algún momento tu regreso.
¿Y si no vuelves?
Que tu imagen difusa me acompañe por siempre y, yo agradecido por mantenerme en vida.
Vida que pasa inerte sin verte, minutos que son eternos por no tenerte e instantes tan largos por pensarte y no tener las fuerzas de matarte en mi mente... ¡Hay que mi mente!
ENCUENTRO
Hoy me encuentro especialmente triste, lo sé porque puedo estar en armonía conmigo, sólo conmigo.
Me dan ganas de llorar y veo a todo el mundo tan ajeno al mío, pero capaz de sentir empatía por todo.
Pero son sentimientos que por el momento no es posible que empaten porque se desconocen entre sí.
Especialmente hoy veo la belleza del día, mi ánimo triste y vivo este punzante dolor que mi alma siente.
La nostalgia anida mi pecho ¡La había echado tanto de menos! Que ahora la vivo porque sé que se irá.
Hoy me encuentro nostálgico, con un dolor que mi pecho siente, ya sé como es y por eso la dejo.
Lo dejo, ya no me peleo, se que se irá; ya la echaba de menos, porque con ella se lleva muchas cosas que...
Sé, me limpiarán.
Hoy me preparo como el cambio de estaciones; me mudaré de piel, mudaré mi ser, mudaré mi yo.
Hoy muero y en mi sentir resucitan mis intenciones de volver a morir, de renacer para luego...
Volver a fallecer y resucitar en nuevas y limpias palabras que nadie entienda, ni quiero ser entendido.
Y hoy estoy especialmente triste pero sé que limpiarán el bagaje que ha saturado mi memoria.
Hoy me tengo aquí, de frente, a mi lado y me miro detrás, me reconozco, pero también me desconozco.
Me mudaré y ya no seré el mismo, ya no quiero ser el de ayer, deseo ser otro, tan distinto al que fuí.
Tan distinto al que soy y al que pienso ser... Mi fin; Ser feliz, dejar ir y seguir el camino que me toque seguir.
Y cuando la tristeza me encuentra, yo me entiendo con ella y me entiendo yo y después se va, me deja...
Y vuelvo a ser yo, nostálgico, locamente enamorado y feliz de ser un ser tan inentendible.
Hoy vuelvo a ser yo, me acabo de encontrar, ya me había perdido y ojalá, si es que quieres, hallame.
Encuéntrame en la profundidad de mi nostalgia, de mi apatía; en la profundidad de mi no ser.
De ser quien ni yo mismo sé quién soy porque puede que la nostalgia me encuentre de nuevo...
Y me mude al que siempre deseé ser o a ese que nunca desearon otros que sea... Pero seguiré siendo...
El que nadie entiende, el que ha sabido ser para dejarse atrás y verse de nuevo del que fue ayer.
Hoy me encuentro especialmente vivo porque sé que no hay camino, que seguiré el mío...
¡Hoy me encuentro... Especialmente vivo!
POR TÍ
Si por insuficiente te doy mal pago recibo, si no te doy mucho y por lo que recibo no es más que pago justo.
Te pido por injusto al regalo recibido
que no he agradecido que si me pasan estas cosas, es porque vivo.
Vida no apreciada con todo lo que conlleva, que vida no es vida sin las cosas que lastiman.
Lastima también la alegría porque en ella se me olvida dar gracias por todas las facetas de la vida.
No me hagas pagar factura cuando en ti he puesto mi creer, sí en ti no recibo ¿a dónde iré? Que no he de querer,
No tengo a dónde ir y aunque mil caminos se presentan sólo escojo el ir a ti ¡Qué obstinado me volví!
Sana mis heridas o ¿quieres que las conserve aquí? Yo no sirvo para eso. No soy digno de ti.
Yo no puedo darte lo que Tú a mí me das, ingrato me comporto por no querer pagar el precio de esta oportunidad.
Póstrate en mis querencias que con una sola mirada tuya mis mellas consuelo hallarían.
Y si por mi pasión oídos sordos pondrías dale gusto a este corazón que por tí desvanecería.
Porque no hay camino accidentado que conduzca a tí sin flores mientras Tú permanecas a mi lado.
¡Imploro!
MI JUBILACIÓN
Hoy me levanto, aunque muchas veces sólo me despierto porque no me dan ganas de darme la parada, me siento vivo, lo que muy pocas veces siento, me preparo un café para que me despabíle siempre en cuanto abro los ojos lo hago, pero no siempre me despabilo y continúo en una lucha de querer activarme y otra de dejar descansar mi apatía que últimamente me acompaña.
Tenía esperanza que cuando llegara a esta edad me retiraría en paz, tranquilo, disfrutando las mieles de la jubilación del trabajo y de los hijos ¡Qué equivocada me dí! Mi dinero termina en manos de problemas que yo no me busco, mi tiempo se gasta cuidando nietos ¿y para mí? !nada!
Hoy tengo ánimos de tomar el libro que quedó abandonado, ir a la comida coreana y rematar con un té de jazmín que acompañaré con mi libro.
Tomo un baño que contadas veces lo disfruto por las prisas, unos huevos tibios que, casi siempre, terminanaban duros, café y pan tostado, ya ni se imaginen como terminaba el pan tostado, adivinaron, chamuscado.
Tomo mis pantalones color caqui, mi camisa verde con azul a cuadros y me pregunto ¿Me quedarán? Porque últimamente mi vestimenta son tenis, pans, y la playera que me servía para hacer quehacer; guauuu, adelgace un poco, yo creo que es por el pendiente al que me tienen mis hijos.
Me dispongo a apagar luces, aparatos, que no apagaba desde hace tiempo, porque no me acordaba o por las prisas de llegar a la casa de alguno de mis hijos para quedar al cuidado de los nietos, siempre hay que ayudar a los hijos con sus hijos; ah los nietos, terminan queriendo tanto a los abuelos que muchas veces nos volvemos alcahuetes de que coman golosinas, se metan a los charcos... En fin. Ya traigo las llaves, abro la puerta y "Rinnn, rinnn¡" El teléfono.
-Si bueno... !Vayanse al carajo... No son los nietos, son ustedes los que me han sometido, de hoy en adelante sólo acepto visitas e iré de visita!
¡No puedo creerlo, lo hice! ¡Ahora sí me júbilo!
viernes, 21 de junio de 2019
SÓLO EN TÍ
Me es impreciso lo que busco para mí, mi razón se ofusca y sólo en ti pienso.
¿Qué me das, qué mal pago, qué masoquista amor permite ésto?
¡El mío!
¡Que te quiere, que en ti creé!
El mío que te ve, que te siente cuando otros en ellos no te tienen y en el dolor gozo por tener todo, te reprocho y nada espero, pero siempre te pido, ese es mi destino ¿Y tú?
¡Seguro!
¡En ti me tienes!
¿Qué amor es este? Que los otros no te ven, no te sienten y por eso perseguido me encuentro, por tener la dicha de creerte.
¡Loco soy porque pido todo y nada espero!
Yo te quería más antes de conocerte y hoy por el miedo de alejarme, miedo de mí, no de tí
¡Perderme!
¡Oh placer!
EL FERROCARRIL
EL FERROCARRIL
Viajar en tren es la experiencia más emocionante que he tenido, desde saber que para llegar a mi destino me tardaré tres veces del tiempo que me llevaría llegar en autobús y que de antemano eso es lo que busco. Siempre me fascinaron los trenes, verlos correr sobre unos rieles con su inconfundible sonido avisando que venía y entre más vagones mejor, era alargar mi dicha al verlo y si contaba con pocos vagones me desencantaba.
Viajar sin prisas, disfrutar el paisaje, comer en todas las estaciones de tren en la que los habitantes del pueblo al que paramos nos ofrecen, dejarte llevar por el tiempo que pareciera pasa más lento, conocer gente con la que te cruzas en el pasillo para ir a tu camarote o en el restaurante que está delicadamente arreglado con un florero y manteles limpios, luz tenue evocando tiempos mejores de cuando comenzaron a funcionar.
Invariablemente me afirmo: "Porque Dios quiere que exista todo aquello que al hombre sirva, pero nunca que el hombre se sirva de aquello para dañar al hombre y como muchas cosas que aún no se conocen, ya existen en la mente del hombre porque hemos sido capaces de llegar más rápido pero parece que somos mucho más lentos de entender". Es muy común ponerme filósofo en cuanto me siento en contacto con la naturaleza, se me despierta un sentido desconocido para mí.
Voy en el comedor del tren y me es imprescindible ver el paisaje, leer y escribir al mismo tiempo porque es un regalo que me merezco.
Tren, el camino hecho con fríos rieles que te conducen a un destino; muchos dicen que ya está marcado, pero sin vida no hay derecho de viaje y en determinación de lograr lo que uno busca, no hay sendero seguro.
Pasar por una vegetación que parece que la locomotora corta a su paso y las plantas a su vez limpiaran los vagones dejando un refrescante olor a pino, eucalipto, flores silvestres, vacas pastando, agua, humedad, el frescor de la noche y también saber dejar pasar la vida o saber disfrutar de ella sin apuros.
Ese movimiento y sonido que hacen las ruedas sobre los durmientes no tardan en relajarme y pienso que: para saber del mundo es necesario distinguir las huellas y quizá el del viajar era la manera ideal después de caminar y saber vivir. Una peculiaridad de viajar en tren es que haces plática con todos, es como si fuera una casa rodante en el que unos bajarán antes que otros.
Adaptarte a los diferentes cambios de clima a los que uno pasa por los diferentes lugares, tener que asearse lo elemental y disfrutar de la película que el recorrido nos brinda; niños, mujeres con bebés en brazo, campesinos con sombrero en mano nos mandan un "adiós, adiós" y me preguntó ¿Cómo será su vida, ellos desearan saber de la nuestra o quizá miran en el paso del tren el momento más rápido de su rutinaria vida? Porque esperan ese momento, se ve que unos minutos antes ya están en espera, sentados, unos en su silla, el paso de la modernidad.
Viajar en tren de ninguna manera resultará vanal, te hace recapacitar y pensar en lo relativo del tiempo, que hay otra forma de visualizar la existencia, la diferencia de trasladarse y de saber llegar.
Por esto creo que una de las cosas que Dios quiso que existieran es... El tren.
Viajar en tren es la experiencia más emocionante que he tenido, desde saber que para llegar a mi destino me tardaré tres veces del tiempo que me llevaría llegar en autobús y que de antemano eso es lo que busco. Siempre me fascinaron los trenes, verlos correr sobre unos rieles con su inconfundible sonido avisando que venía y entre más vagones mejor, era alargar mi dicha al verlo y si contaba con pocos vagones me desencantaba.
Viajar sin prisas, disfrutar el paisaje, comer en todas las estaciones de tren en la que los habitantes del pueblo al que paramos nos ofrecen, dejarte llevar por el tiempo que pareciera pasa más lento, conocer gente con la que te cruzas en el pasillo para ir a tu camarote o en el restaurante que está delicadamente arreglado con un florero y manteles limpios, luz tenue evocando tiempos mejores de cuando comenzaron a funcionar.
Invariablemente me afirmo: "Porque Dios quiere que exista todo aquello que al hombre sirva, pero nunca que el hombre se sirva de aquello para dañar al hombre y como muchas cosas que aún no se conocen, ya existen en la mente del hombre porque hemos sido capaces de llegar más rápido pero parece que somos mucho más lentos de entender". Es muy común ponerme filósofo en cuanto me siento en contacto con la naturaleza, se me despierta un sentido desconocido para mí.
Voy en el comedor del tren y me es imprescindible ver el paisaje, leer y escribir al mismo tiempo porque es un regalo que me merezco.
Tren, el camino hecho con fríos rieles que te conducen a un destino; muchos dicen que ya está marcado, pero sin vida no hay derecho de viaje y en determinación de lograr lo que uno busca, no hay sendero seguro.
Pasar por una vegetación que parece que la locomotora corta a su paso y las plantas a su vez limpiaran los vagones dejando un refrescante olor a pino, eucalipto, flores silvestres, vacas pastando, agua, humedad, el frescor de la noche y también saber dejar pasar la vida o saber disfrutar de ella sin apuros.
Ese movimiento y sonido que hacen las ruedas sobre los durmientes no tardan en relajarme y pienso que: para saber del mundo es necesario distinguir las huellas y quizá el del viajar era la manera ideal después de caminar y saber vivir. Una peculiaridad de viajar en tren es que haces plática con todos, es como si fuera una casa rodante en el que unos bajarán antes que otros.
Adaptarte a los diferentes cambios de clima a los que uno pasa por los diferentes lugares, tener que asearse lo elemental y disfrutar de la película que el recorrido nos brinda; niños, mujeres con bebés en brazo, campesinos con sombrero en mano nos mandan un "adiós, adiós" y me preguntó ¿Cómo será su vida, ellos desearan saber de la nuestra o quizá miran en el paso del tren el momento más rápido de su rutinaria vida? Porque esperan ese momento, se ve que unos minutos antes ya están en espera, sentados, unos en su silla, el paso de la modernidad.
Viajar en tren de ninguna manera resultará vanal, te hace recapacitar y pensar en lo relativo del tiempo, que hay otra forma de visualizar la existencia, la diferencia de trasladarse y de saber llegar.
Por esto creo que una de las cosas que Dios quiso que existieran es... El tren.
NOS HAN DIVIDIDO (por mi México)
Nos han dividido, nos han partido en dos y no podemos, no nos es posible comunicarnos porque nos han hecho enemigos.
Al principio quisimos ser escuchados y compartir nuestra muy consabida diferencia de ver las cosas.
Conservar las costumbres de nuestros antepasados, de los abuelos, padres; de afianzar lazos en medio de las discusiones acompañadas de un café.
Pero eso ya no es posible, ya no tenemos la capacidad de ver el lado bueno de dejar inconclusa una charla acalorada.
Porque nos han dividido y ahora parece que si emitimos un punto de vista diferente en vez de despertar curiosidad por la manera de pensar de uno nos sintiéramos atacados.
Ya desapareció esa magia porque nos han dividido, nos han etiquetado a unos por pensar diferente de los otros y a los otros de uno.
Ahora en vez de aprender nos estamos perdiendo la gran oportunidad de enriquecernos con la maravilla de ser y maneras de pensar diferente.
Nos han dividido en lugar de unirnos por la democracia, por la solidaridad, porque vivimos en la misma tierra y porque sabemos quiénes somos.
Han bastado slogans funcionales para habernos partido y muchas veces quienes los crearon son infieles a los mismos.
Sufro por esta división, sufro por la brecha que nosotros mismos hemos cavado creyéndole a aquel que a ella nos a llevado.
Ya no es posible, así lo percibo, de salvar el daño, porque hasta para eso somos incapaces de aceptar nuestra responsabilidad.
Quien nos ha dividido está reapartiendo nuestra riqueza, está comprando conciencias y sé vale de nuestro hartazgo haciendo lo mismo de aquellos que señala.
Nos han dividido y por la ausencia de sangre no vemos, efectivamente, en dónde se encuentra la verdadera lesión de la que adolecemos.
Nos han dividido y me siento y, estoy convencido, se sienten los otros igual; desconfiados, atacados y sin las grandes afinidades que nos unían.
Ahora endebles, ahora a ciegas, gracias al fanatismo, a la necedad que los grupos profesan y se han visto alejados de los lazos que creían fuertes.
Nos han dividido y nosotros nos hemos limitado en banalidades para no tocar y herir susceptibilidades de las que nos han hecho participes.
Somos su juguete sin la menor oportunidad de participar en el juego, nos tienen en la banca con la promesa de que somos sus jugadores estrellas.
Divididos vamos directo al caos y cuando queramos unir, salvar, pegar nuestra equivocación, nos habrán separado de toda intención a lograrlo.
Nos han dividido y nadie ha tenido ojos de verlo así, viven en la ilusa fe ciega y se alegran de ver en tan breve tiempo caer los cuerpos que nos han hecho creer que son causa del infortunio.
Ciegos, divididos, maniatados, sin más esperanza que la misma esperanza cansada y desconfiada, carcomida por nuestros sueños.
Sin más esperanza que la que tenemos en nosotros mismos, porque una y otra vez nos hemos levantado de las miserias en la que nos tienen acostumbrados.
¿Y cuánto es tantito? Si somos fuertes, invencibles y podrán partirnos hasta que dejemos de creer en nosotros mismos.
Nos han dividido y nos hemos caído por miedo de no tener el coraje de gritarnos lo único que nos ha dolido: ¡Nuestra verdad, nuestra ignorancia!
Nos han engañado, nos hemos dejado engañar, nos hemos engañando y peor aún nos creemos fuertes y unidos aún en esta catástrofe.
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