viernes, 27 de septiembre de 2019

LA SEMILLA DEL OJO



Me ahoga mi lágrima por la impotencia de no saber cómo ayudarte.

Mi lágrima basta para dejarme fértil o seco en este mar de sentimiento.

Una lágrima mía basta para vaciarme o llenarme de esperanza.

Vaciarme de tí, de mi propio yo, de lo contaminado de mi ser.

Mi lágrima es inmensa en mi pequeño corazón y tan pequeña por mí amor... por tí.

Le ruego a mi lágrima que antes que a tí me ayude a mí.

O que se parta en dos para que nos ayude a los dos.

Porque una lágrima partida es un dolor dividido o una alegría compartida.

Adolfo Delgadillo Padilla

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