miércoles, 12 de noviembre de 2014

LOS HOMOSEXUALES, TEMA OSCURO DE LOS OBISPOS CATÓLICOS


¿A quién le importa la postura de la Iglesia Católica sobre nosotros los homosexuales? Tendría que empezar con mi respuesta: pues creo que a muchos porque es una institución con mucha influencia en el mundo, aunque lo más importante es mantener nuestra comunión con Dios que no depende de la incongruencia de quienes deberian representarnos. Yo soy feliz, hago el bien y soy tan imperfecto como perfecta obra de Dios.
Aplaudo la humanidad del papa Francisco que ha demostrado que la doctrina de Jesús es de inclusión ante este grupo de gustos diferentes, erróneamente señalados.
Me parece una franca victoria del papa Francisco ante los derechos humanos con su texto debatido en el Sínodo.
Se sabe que muchos homosexuales hemos hecho por la iglesia cosas que la han engrandecido y se nos tiene en el anonimato ¿por qué no reconocer esto y que los obispos "digan misa"?

viernes, 10 de octubre de 2014

¡MÉXICO DESAMPARADO!


Repudiamos las manos de los delincuentes que no han tenido empacho de alcanzar a nuestros corazones inocentes, por el sólo hecho de querer controlar conciencias luchadoras de justicia, paz y expresar la intolerancia a la inseguridad, al hambre de poder de algunos grupos enfermos que se saben minoria por cobardes y debiles de espíritu.
Estos estudiantes como cualquier ciudadano inocente que la única arma que tienen es demostrar que pueden salir avante por sus estudios, trabajo y ausencia de mezquina maldad.
Sí sólo acaso por levantar el deseo de frenar esta barbarie incomprensible que azota a nuestro amado país México, se convierte en una sentencia de miedo y muerte.
¿Debemos de bajar los decibeles de nuestra acallada voz por un derecho que nos merecemos?

viernes, 3 de octubre de 2014

LA MUÑEQUITA


La Ciudad de México estaba limpia, los días contaminados quedaron atrás gracias a las nuevas energias descubiertas por la U.N.A.M.,extraidas del maíz, plantas y deshechos orgánicos. Susana caminaba por la parte peatonal que era más ancha que la consignada a bicicletas y vehículos. Tenia que ir a hacer unas compras a dos de los muchos centros comerciales, erróneamente llamados "malls" (porque estamos en México pero con esto de la globalización nuestra identidad está en amenaza) construidos en subterraneos -por eso de extenderse debajo de la tierra y no utilizar más espacio-.
Escuchó de un transeúnte exclamar: ese car-fly es del Secretario de Defensa y ese otro que viene por el oriente es de la hija -por cierto muy bella- del dueño de la fabrica de los coches voladores. Subió la mirada ¿cuánto tiempo llevaba desconectada por el ajetreo de su profesión y por su indiferencia al mundo, éste que a pesar de que estabamos en el año 2040 se le sigue señalando?
Percibia las miradas y deseo de los hombres y admiración de las mujeres o, la envidia y desconfianza que despertaba al pasar, a pesar de que se esmeraba, exactamente, de ser desapercibida.
"¡Cierre las piernas!" -ordenó la "miss" educada a la antigua a una niña en el salon de clases, (otra vez el anglosajismo). "¡Abra las piernas!" -con una regla pegándole a mi amigo Keneth, el cuál le conflictuo en su orientación sexual y a mi me resultó como un presagio en mi vida-. ¡A que tiempos aquellos! -suspiro Susana, ahora llamada Carolyn-, (tanto que se quejaba de los nombres extranjeros) por la exigencia de su trabajo.
Una tarde de verano de aquel año 2000 cuando sólo contaba con diez años, su abuelita, llegaba del mandado en un "mercado de sobre ruedas", (que ya no existen) les gritó a ella y a sus amigas Aida "la flaca" y a Sofia "la piojosa" -¡Órale pa' dentro, que tanto se la pasan rrollendole el culo a las vecinas!". Su abuelita que era como su mamá y de paso de sus amigas, aprendió a no temerle al abandono de los hombres cuando la escuchaba decir: ¡Pues se la encontrará más chichona, pero más lechona, no! Y con esta sabiduría popular familiar, creció ¡Y como creció!
Perdió la noción del tiempo, entró a un café que tenía un cristal donde le pareció ser la maniqui del escaparate; suspiró, miró lasciva a todo aquel que la veía, los enfrentó como en una confesión, con voz interior, pero firme y consciente. "Sólo les ruego no verme como lo que soy, ni como lo que jamás quise ser, más bien como alguien que ha sabido mitigar los anhelos frustrados del amor de otros y el propio".
Un día cumplió con su jornada, se dirigió al espejo y lo vio diferente, mas bien ella era otra. Regresó a su departamento, decidió simplificar su vida así como su maquillaje; salió sin disimular su atractivo y percibió el cambio en los demás.
Siempre se le quedaran grabados los dichos de su "ma' grande" - Las sirenas no abren las piernas para evitar a los pelafustanes-, pero yo las abrí porque aprendí a descamarme de la indigencia, de la ignominia e ineptitud; si no lo hubiese hecho así, hubiera muerto de inanición, aunque ahora esté resucitando de esta realidad de ser luciérnaga de la noche.

jueves, 14 de agosto de 2014

DESPERTAR



De la esquina de su casa salían los camiones "Niño perdido" donde había un puesto de periódicos y allí leía a "Kaliman, Memín Pinguín, Rarotonga. Muchas veces se trepaba en uno de esos autobuses y en sus rutas conoció la XEW y llegó hasta Santa Julia, en donde supo del "Tigre", que para su edad, no me acuerdo cuántos años tenía, pero aún su papá vivía, y ya asistía a la escuela... ¿la primaria, el kinder?
Martín, escuincle mocoso, siempre en calzón, cuando bien se cubría, salía a la calle arrancando santiamenes o carcajadas de quien lo veía.
-¡Ave María purísima! ¿Pues que este chamaco no tiene quién lo vista?
-Pues si a de tener porque de hambre por la pinta no le ha de faltar.
El mozalbete lo que tenía de chiquito lo tenía de aventurero, de inquieto, vaya, era un niño como ya no lo son los de ahora; juguetón, callejero, porque la inseguridad y las tablets ya no se los permite a los de hoy. Tal parecía que el mundo le pertenecía, era efecto de admiración y una que otra envidia ¡y como no! este pingo, era claro, que sus aventuras hasta el mismo superhéroe de las historietas que leía, para él las deseaba.
Cuando el calor era fuerte se sentaba a la sombra del triángulo donde se exhibían las revistas.
Así pasaron algunos años e intercalaba sus lecturas entre el puesto, la librería cristiana que estaba pasando la calle y la biblioteca pública que se encontraba en el jardín y presumía, era suyo.
¿Cuántos años tenía? Pa'que les miento, creo que ni él mismo sabía.
El Martín tenía un amigo y ese amigo era el "Yaco", un perro flaco que si de pulgas no lo llenó fue de pura suerte o, ¿que se yo? ah y el vendedor de revistas que con gorro de albañil parecía amigo de Memín Pinguín porque era de piel ¡morena morena, tirandole a muy morena!, ¡que digo morena, un poquito más allá de eso! pero sus facciones eran de una persona ¡nada morena! Se llamaba... no recuerdo, era lo de menos, lo interesante es que vendía mejor que todos los puestos de por allí. Un panal de mujeres y uno que otro hombre, tan sólo por verle hasta dos periódicos al día le compraban. Podria decirse que gracias a él, el barrio y un poco más retirado se alfabetizó.
Cuando llovía el dueño del puesto, del que les digo no recuerdo su nombre, lo invitaba a guarecerse al interior para que no se mojara. Las atenciones del joven comerciante hacia el ya no tan niño Martín eran evidentes y esto ya no pudo ser desapercibido por el mismo "Martinillo". Descubrió que su piel contrastaba a la de su amigo y le resultó fascinante, ahora sus visitas al puesto eran por dos razones, las revistas semanales y disfrutar la piel que el mismo sol acariciaba sin recato alguno, obligándolo a hacerse sus propias historietas.
En su casi desaparecida ingenuidad Martín no pudo evitar sentir éxtasis al ver a su amigo agacharse y percibir el contraste de su piel con su níveo calzón. Un orgasmo al quedar los dos encerrados apartados del mundo, cuando de frente como una donación de vida la nacarada poción le hizo sentir su primer espasmo.

Nada volverá a ser igual,

Martín acaba de despertar,
ni el color de la piel será
aunque él la deseé recordar.

Nada como ese divino instante,
si es que fue realidad,
con los años llegará a ser
como un sueño

viernes, 8 de agosto de 2014

ANSIEDAD



Lamí la gota que resbalaba del tronco palpitante y que precisamente sudor no era, era salado, era vida, mi vida ¡vida mía!
Borre todo indicio de ansiedad y desconfianza, con una caricia en tu espalda aprisione tu pecho contra el mío para que se reconocieran y al despegarse quedaran secos y saciados.
En la luz de tu mirada divise el agua clara de la playa aislada de tu etérea profundidad y me invitaste anhelante al viaje virgen de tu interioridad.
¿Cuántas vidas debo vivir si es que me dejas para olvidar?
Instante divino fragmento en un suspiro, instante fugaz como el parpadeo coqueto de tu mirar, virar al pasado, anhelar al futuro y el instante divino, olvidar; ignorarlo para hacerlo eterno, perenne... inmortal.
No me causes destino tal penar que aunque sea déjame soñar.
¡Que pena es mi suerte que por un instante sufriré eternamente!
¿O mi destino fue tenerte cuando otros su muerte fue por tan solo verte?
Por tus ojos me encontraste y por ellos me perdí ¡Regresa por lo hurtado! Que está en buen resguardo ¡Te lo imploro

DECISIÓN



Me dicen que te olvide, que el tiempo lo cura todo, yo quiero lo contrario, tenerte inevitablemente a mi lado, como ente, como un rosario de cuentas desgastadas por las llemas de los dedos de mis manos que imaginan acariciar tu torso, tus glúteos, tu... ¡tú distante!
Antes deseba eso, arrancarte de mi lado izquierdo, cuando te posabas al derecho, danzando en mis sueños acurrucado en mi memoria.
Ese día ya te tenia fuera y me sentí abandonado, te jale a mis pupilas porque ya te me estabas olvidando, tomé una pluma, dibujé tus ojos rasgados en mi piel ajada por los años.
¡Oh vida mía! ¿quién diría que tu ausencia me mantenía? ¿para qué olvidarte? Si hubieses vuelto más perdia ¡Quédate con lo robado que, aunque no lo querías! ¡Yo me quedo aquí pensando en que sí!
¿No gané más con esta fantasía?
Te perdono el abandono, pero ¿cómo perdonarte lo que perdias?

sábado, 26 de julio de 2014

CUANDO YO ERA CHIQUITO



Cuando yo era chiquito, mi mamá me regaló: hermanos pa' divertirme, un payaso y un reloj. Mis hermanos se casaron, el payaso se juyó y el reloj se desconchinfló. Con la risa yo me quedo y de reloj tengo al sol.
Cuando yo era chiquito, mi papá me regaló: una pala pa'l trabajo y palabra pa'l honor. Yo la pala no la quero, no me gusta trabajar; el trabajo es tan malo que te pagan por hacerlo ¡Ay que vida tan ingrata! Yo no quiero tener la lata de crecer como mi tata, yo me quedo tan zotaco aunque solo coma taco.
El honor se me pegó.
Cuando yo era chiquito, mi hermana me regaló: muchos besos en la cara que no se me quitan con nada. Ya probé en la tarja con zacate y jabon, que son los besos de mi madre, del amigo ¡Porfavor!
Y los celos de mi novia acatarran mi confort, ya no le llevaré torta que mamá me preparó.
Yo quero volver a ser chiquito, que de grande no me gusto, sentir los cariñitos y comer mi pastelito. Esa vida placentera, si no regresa ¡yo la busco!
Y mejor me quedo con el regalo que papá Dios me obsequió, con el alma de chamaco que todo olvida y sin rencor.
¡¡Porque eso de ser grandote, no me gusta ni tantito!!

-Carta de Modesto de chiquito

viernes, 25 de julio de 2014

APRENDER A MADURAR

APRENDER A MADURAR

Quería remover las cajas y lo que terminé removiendo fueron los recuerdos.
En ese hospital no era bienvenido, por lo menos por la familia de Saúl, que en ese entonces ya no era mi pareja, pero el amor de él hacia mi seguía vivo, el mío se había quedado estático por el miedo a la realidad.
Todo comenzó o más bien empezó el final cuando tenía que soportar majaderias de sus papás, todo lo contrario de como me recibía Saúl de cuando me veía llegar a la hora de la visita. La muestra de amor se refleja sin darte cuenta, como pasar por alto los insultos, cambiar pañal, en una palabra me olvide de mí, para pensar en él.
En cuanto salía del hospital, me embargaba un sentimiento ambiguo, triste porque sabía el desenlace y liberado de tener el poder de alejarme de ese lugar, que me ahogaba, me deprimia. Siempre solo, andaba las calles, algunas veces húmedas como mis mejillas, otras secas, como me sentía. No veía nada, la gente me era ajena, el bullicio se acallaba, parecía levitar y a la vez sentía un peso inmenso sobre mí.
¿Alguna vez se han inundado de amargas cascadas de llanto por dentro? En todo ese tiempo aprendí lo que es el dolor propio, porque cuando se te muere un padre, un hermano, el amigo, es compartido, pero cuando se te muere el compañero de vida o el hijo, el pesar sólo te pertenece a ti -o eso creé uno-.
Por ser homosexual mi relación no tenía validez ni para mi familia, eso pensaba porque ellos estaban en lo suyo ¿Cómo pedirles que pensaran en mí?
Este trance lo vivi sin demandar ayuda ni atención, además no la quería, aunque la requería. Esa fue mi experiencia en la que me di cuenta que el amor que tenía era para donar y no deseaba de ninguna manera que mis hermanos pasaran por el camino que a mi me tocó.
Poco a poco veía como minaba la vida de Saúl, el ser que por nueve años fue mi amigo. Destrozado, se forjaba mi carácter y hasta una parálisis facial por la somatizacion.
El día que falleció no me avizaron, me di cuenta al llegar a la cama vacia, lista para recibir a otro paciente. Tampoco fui requerido en el funeral, algo así como, sin derecho de admisión, pero entré al anfiteatro del hospital, un lugar custodiado. Los forenses se compadecieron y me permitieron despedirme del cuerpo inherte con un beso en su rictus de angustia.
No recuerdo haber recibido el consabido "Lo siento". Por esto no albergo rencor, resentimiento, no había lugar para sentimientos mezquinos.
A mi familia la entiendo, nadie nos educa para estos casos, tal vez lo que deseaban era respetarme. Era claro que ellos estaban conmigo, que me entendían y que en ese momento yo no tenía la capacidad de pedir, sólo de darme a quien realmente me necesitaba al final de su recorrido.
En realidad a mis hermanos les ofrezco una disculpa por no haber tenido la humildad de pedirles y decirles: "lo mucho que me hacian falta".
Me doy cuenta que algunas experiencias deben ser y son personales y que no por eso uno se encuentra abandonado.
Terminé de dejar las cajas donde estaban, no era conveniente buscarles otro lugar porque avivan heridas que ya estaban sanadas.

viernes, 27 de junio de 2014

BULMARO, MI CAPATAZ



La casa era de teja, vigas y adobe, de una sola planta, en las ventanas infinidad de macetas con flores multicolores y del tejado caía como cortina la cascada de diminutos brillantes que retrataban la vegetación , el cielo nublado, el sendero, el pozo y a mí que, en calzoncillo corto, jugaba a hacer carreteras y pastelitos de lodo con una taza de peltre, adornada con florecillas color azul, rosa y amarillas.
En el camino venía Bulmaro, trabajador de mi abuelo "Tello", así le llamaban porque se llamaba Eleuterio; regresaba de un mandado que mi abuelita Fausta le había encargado. Algunas mujeres se llaman más bonito, pero son "feas", mi abuelita no, era de una belleza que engranaba con la naturaleza.
Allí en la casa grande, así le llamaba la gente del rancho a mi hogar, había gran alboroto, en el cual no me permitieron participar, no sé por qué, de lo único que me percaté era del olor a café.
En casa no tomabamos café, por eso la rareza de ese rico aroma que emanaba de la casa grande, que era de mi abuelo, que algún día -decían- sería mía.
Bulmaro se acerca: -¿Qué haces jugando con esta lluvia? Era delgado y a pesar de que cargaba bultos, picaba tierra, arriaba ganado; siempre utilizaba pantalón y camisa limpia, eso sí, con huaraches de suela gruesa.
- Nada...¿Quieres un pastel? -Le contesté mirando en medio de sus pantalones. Mis carreteras se desbarataron pronto por la lluvia.
Bulmaro se puso detrás de mi para ayudarme a hacer mejor mis pastelitos, que también se derretían; sentí una corriente eléctrica cuando rozó la parte trasera de mi pantaloncillo corto, le sentí el bulto, ese que tanto desviaba mi mirada, y empujó suavemente y enchino toda mi piel; dejó de llover, Bulmaro se levantó y yo me había orinado.
El "Chivo" seguía a mi lado, el "Chiivo" no era chivo, era perro, le puse así porque tenía barbas, y los dos vimos como Bulmaro se alejaba, me quedó claro que yo seguiría viéndolo, me lo dió a entender con una palmada de complicidad en el hombro y el chivo y yo, bueno, nada más yo, me quedé con mi secreto que en lo posterior, efectivamente, fue nuestro.
Yo lo que quería era descubrir su gran secreto que cubre su pantalón que tanta curiosidad me daba. Seguí jugando, allá adentro, en la casa grande, no sabía que iban a hacer con cuatro cirios y una cajota con diosito en la cruz, por un momento pensé: "Ni él ni mi abuelo toman café"-

martes, 6 de mayo de 2014

MI TÍA LA BELLA

El rebozo de la tía Coco, era gris con filos verde limón, impecable. A veces se lo ponía de turbante, en hombros y cuando hacia frío en las piernas, siempre sentada en su silla de madera con el respaldo y asiento tejidos con palma teñidos que se resistían a ceder al paso del tiempo a causa de la limpieza; afuera de su casa.
Todas las tardes la veía tomando el sol. Coco le comentaba a naná Justa que el ver pasar a la gente del pueblo era como tener el periódico porque la ponían al tanto de los acontecimientos sociales, políticos, casos chuscos y demás.
Un día fue a inaugurar el presidente municipal el nuevo piso de adoquín de la plaza principal adornado con jacarandas y pidió conocerla ya que hasta él llegó la fama de la hermosura que cautivó a lugareños y fuereños que la cortejaban. Al momento de saber las pretensiones del político aquél, tomó su silla, se acomodó el rebozo, se metió a su casa dándole con un palmo de narices al cretino bueno para nada y gritando: "¡Yo no estoy para aquellos que adoquinan los caminos con el fin de ocultar sus malos pasos!".
Las señales del tiempo en su rostro no pudieron mermar el recuerdo de cuando la luna le servía de espejo y el sol adornaba sus pechos y caderas, de ojos los zafiros, arrancaba los deseos de ósculos, mordiscos en lo carnoso de un suspiro que emanaba del granate incrustado con hileras de marfil y suculento aliento humedo de hierbabuena.
Sin dudarlo, el diablo la deseaba al hacer caso omiso de mortales peticiones, que ya quisiera el tenerla que ceder a esos conjuros de soberbios, por patanes.
El regalo fue divino al posarla tapatía y de ella es la fama de pistóles alargados, permitiendo ser la luz de quien tenía el privilegio de admirarla.
La belleza le pertenece, no ella a la misma y con pretextos mil los recuerdos, torcacitas y gerberas esperan el mañana a que salga para que cuente las usanzas perdidas en el hoy.

miércoles, 12 de marzo de 2014

MI NOBLE AMIGO



   Le puse Oscar de coraje, por pura venganza, pero le cambié el nombre por vergüenza de haberle nombrado así, como a aquel sujeto despreciable.
   Desde hoy te llamarás Chiricuto, que quiere decir "pinche perro puto", de cariño (todo mejor a el innombrable) Te costó trabajo acostumbrarte a que te llamara así, pero ni tanto, como que tampoco te gustaba el "apodo", porque para ti era eso; los perros no se llevan con ese tipo de sobrenombres. Seguro a los animales no les gusta llevar nombres de personas. Cada quien con lo suyo.
   Tu compañero de juegos era el Klifas, un gato con cara de ratón, que al principio lo querías matar solo por no querer dañar tu reputación, pero de risa, porque de todos es sabido que tú no eras capaz de hacerle daño a nadie. Eso aprendí de ti. Respetar toda clase de vida. Te llevas tan bien con todos, que muchas veces quedabas mal parado porque les molesta tu exceso de entusiasmo al querer besar a todo el mundo, mandando al suelo a los más pequeños.
   ¿Te acuerdas cuando te hiciste amigo de un pato? Lo viste nadar, creíste que podías hacer lo mismo y, ¡zas! por poquito te ahogas. saliste del estanque tan molesto y hecho una sopa, que me dio la impresión que lo estabas culpando al pobre y le dejaste de visitar ¿Cuánto tiempo? ¡Un día! Porque no te duraba mucho el coraje. Eso también me gustó de ti. olvidarme y no casarme con los disgustos, que sólo son responsabilidad de uno.
   Con tu semblante demostrabas la tristeza de no ver tan seguido como querías al Klifas ¿Cuántas veces te he dicho que los gatos son más independientes que nosotros. Te expliqué que, en tiempos de los faraones los gatos eran tratados como dioses y aún no lo han olvidado.
   -¡Chiricuto, deja de rascar la tierra! -mi mamá enojada me llamó también la atención- ¡Bando, amarra a ese animal!
   Lejos de enfadarme te puse la cadena y nos fuimos al monte, allí te dejé libre para que corrieras a tus anchas, mientras yo atrapaba chapulines para llevárselos a mamá para que los asara con chile, limón y nos los comiéramos con tortillas azules y guacamole. Tú no disfrutabas de este festín porque te ahogabas con las patas de los insectos.
-¡Uff, por esta vez me salvé de que me mandara a bañar!
-Hasta mañana Chiricuto.
-Guau, guau.

                                                                                                                              

miércoles, 19 de febrero de 2014

LA OLA

Eres vicio, erotismo que masturbas los sentidos, eres beso que acompaña al navío ¡Eres tú!
Tú espuma, tú tremor, eres mansa y tela de algodón virgen que cubre con caricias mi camisa.

Onda sinfónica de susurros hipnotizantes de arribos continuos y constantes fruncidos.
Te ciernes a mi vista para luego replegarte.
Impetuosa te presentas, temerosa te relajas, violenta desprendes los cristales expulsados en la roca y los peñascos.

De constantes arrumacos te muestras turmalina, jadeíta, turquesa y venturina, en ocasiones te presumes acerina. Si de ópalos titirantes y de cuarzos tus reflejos ¡Dame ola un consejo! ¿Me retiro o me quedo desmayado ante tal atrevimiento?

CLARO QUE FUE AYER


17:38


- ¿Quién mató mi "Siempre viva"?
- El bien aventurado tía María -con una carcajada mi mamá le respondió a mi tía abuela-.
- ¡Chamaco del demonio! -y ya no dijo más-
Mi tía abuela pensaba que ser bien aventurado era como ser un niño cristal de ahora, algo así como bendecido.
¿Y cómo no serlo? si tenía el mundo para mi sólito, el pasillo lleno de macetas de barro, decoradas con vidrios de colores, el piso de mosaico como recién encerado, veteado color verde "¿Te acuerdas Cata?".
Un día de tantos vi como mi hermano el Ismael se le montaba a la vieja negra, con movimientos bruscos jadeaba encima de ella (no le importó que yo lo estuviera viendo) ¿Pues cómo? Ese Isma hacia todo lo que se le viniera en gana y sin pedir permiso. No sé que edad tenía, pero eso sí, crecía mucho más rápido que yo, era un tragón, hasta se comía lo que ya no queríamos, después de haberse atragantado con lo suyo.
Mi hermano y yo salíamos a alborotar los charcos a sacarles relámpagos de luz, a darle vida al lodo y hacer cantar al río que corría al lado de las vías. Mi mamá enojada me metía a jalones para bañarme y al Isma lo dejaba afuera castigado -seguro pensaba que era él el culpable, cuando la verdad yo le marcaba la pauta; corríamos, brincábamos y ya cansados, con paso lento, uno al lado del otro (a menos de que nos distrajera el revolotear de una mariposa, ya sea él o yo la perseguíamos) nos encaminábamos hacia la casa.
¿Te acuerdas Aida, cuándo Miguel se cayó en su bici y se hirío el mentón haciéndose la barba partida en las vías del tren (¡como le mejoró la apariencia! Después a todos les dijimos que era de nacimiento), Martha perdió su chancla en ese arroyo frío y Vicky se voló una uña en una de esas sillas plegables. Jajajajaja todo en ese mismo lugar.
- Yo no fui, yo no fui - gritaba yo-. Pero a la condenada chaparra jamás se le olvidó.
Al Toño le decíamos "Dumbo", era el más pequeño, pero ni problemas daba, ¡estaba tan hermoso!
A mi me decían el "Ratón" (nada alejado de la realidad, era bien apegado a lo ajeno, era sólo por travieso, una manera de llamar la atención).
Llegando de la primaria me encontré un recado de mamá que decia: "Ratón, llevamos al Isma a la veterinaria" Me puse a llorar; mi hermano, compañero de juergas, mi más querido amigo ya no volvería. Salí a buscar a la negra, la encontré echada en una caja con sus cachorros, unos eran negros como ella y otros color miel como el Isma.
- De hoy en adelante ya no te llamaré "Negra cochina", serás la "Lady".
Los peques debieron partir, sin antes bautizarlos como: Princesa, Oliver, Ojos, Pelos... y desde allí partí también yo ¡Como añoro ese pasado!

sábado, 1 de febrero de 2014

OPORTUNIDAD


Mi actitud y alegría me abandonaron, se fueron a rehacer su vida porque en mi estaban encadenados a la amargura de la mía.
Aprovecharon que dormía y en un sueño se embarcaron para no volver a la claustrofobia de mi monotonía.
- ¿Y si volvieran?
- Ya nos los querría porque significaría que acostumbrados a mi quedaron y mi esperanza son frescuras de vida, no aquellas anquilosadas fantasías de mi pasado.
Tomaré uno de esos sueños que me visitan, en los que no creía y si es posible me anclaré a varios, ¡al fin que no pesan!, como muchos lastres que mal cargaba día tras día.

LA PROMESA



No me tildes de ingrato
que hasta en los gratos
tu imagen envuelve de 
grises mis azules ratos.

Mi deseo es no verte
tan pronto como querías.
Sí en el lugar que habitas
es imposible el no llegar.

Mas ten paciencia querido
deja disfrutar el breve
espacio de la vida que
eternamente me tendrás.

PLACER



En tu profunda oscuridad encuentro la razón por la que gozoso vivo, amargura espumosa, dulce momento, oro molido que bebo urgido, deleita mis sentidos y el fuego que corre refresca mi ánimo y despabila al dormido. 

Cuando yo caliente tú frío, cuando yo de hastío, tú vacío.
¡Oh café de atemporalidad eterna!

Mi vida fragmentada entre libros y escritura, de realidades y aventura, eres veneno que mantiene despierta mi imaginación creativa como tonto en la cocina.

¡Grano subliminal, siempre me tendrás!

miércoles, 29 de enero de 2014

MI OCIO



Cayeron los pétalos después de la lluvia, hicieron más hoyos que en la misma luna, la tierra mojada, yo en pijama a tu lado tomando café en la hamaca.
- ¿Te acuerdas cuando las rosas no estaban?
- Si, las plantamos y no teníamos esperanza.
- No sabíamos de que color eran.
- Por fortuna fueron blancas, ya que las rojas no te agradan.

El frío entraba por la ventana de madera apolillada, en la cornisa los geranios que compramos en un pueblo cercano los cuales riego en verano.
Me acurruqué en tu regazo y comencé a soñar y me dí cuenta que mi sueño era esto, el estar tomados de la mano, embriagarnos de cada instante, beber sorbo a sorbo el aroma del encina, que las luciérnagas pierdan notoriedad cuando la luna se extiende distorsionada igual que tu chinanteca cara en la laguna. ¿Qué era lo que iluminaba más mi vida, la redondez de tu cara o la de la luna? ¡Me confundía! Y, entonces decidí esperar otro día y dejarme en tus brazos. Esta es mi vida.

SENDERO



Pies descalzos,camino polvoriento,el afán era seguir,distraerse,ocupar el espacio,ocuparme,no sabía por qué, pero me gustaba. Al llegar al parque la textura que sintió mi piel fue diferente, ese cosquilleo que me acariciaba, que saciaba la sed de las plantas de mis pies resecos, que por el rocío natural que tenían las florecillas vivas de colores tenues junto con la malaquita del césped de la mañana, sentí purificarme.
El ambiente perfumaba cada poro, desvirginandolos abruptamente.
La caravana era interminable, sorprendía el no verle final, me daba la impresión que mis ojos de pronto se abrían por la nueva experiencia que estaban viviendo y se empequeñecían por lo que no querían mirar; el tambaleante caminar de los cansados andares de los ancianos enfermos, de los niños, de las madres de los niños. Muchos ayudaban, ofrecían su mano, su hombro, su espalda, agrietando la tierra al caminar con su pesada carga y, sin embargo, los que araban con sus generosas, pero silenciosas lágrimas eran los que mayor autoridad tenían, quizá por orgullo no mostraban su dolor. Eran los recuerdos, de la gratitud hacia la vida lo que les hacía tomar esa decisión de entregar quizá el último, pensaban, esfuerzo que tenia su cuerpo agotado.
Los duros panes y enlamados quesos se repartían celosamente para que nadie les diese un colmillo de más, para racionalizar las pocas provisiones que se tenían, para quién sabe qué tiempo pasaríamos en nuestro éxodo. Las mujeres en lactancia ofrendaban de su leche para mitigar la sed. Vi a un hombre que se comía, ya no sólo sus padrastros de los dedos de los pies por el hambre, se estaba devorando parte de sus extremidades él solo, una mujer se mordisqueaba sus ya no tan largos cabellos y otro hombre ponía sus manos en cuenca y se bebía los orines que recolectaba de sus compañeros.
- ¿Por qué salirnos de nuestras casas, de nuestras tierras, de nuestra patria? - ¨Para no salirnos de nosotros mismos, -me respondió mi mamá-, porque si lo hacemos, ni nosotros mismos nos encontraremos el día que entendamos el por qué de lo que estamos viviendo hoy¨.
Un aire fresco acompañado de neblina nos coloreo a todos de un tono marrón, en grupos nos acomodamos para terminar contándonos las experiencias del día -como si hubiesen sido diferentes- me acurruqué en los brazos de mamá y no tardé ni un pestañeo en abandonarme en un largo y profundo soñar, pero antes me dí cuenta que sí, que todos tenemos una experiencia diferente aunque juntos estemos, por lo menos yo que tengo lo que a otros les faltaba: Su madre.