miércoles, 29 de enero de 2014
MI OCIO
Cayeron los pétalos después de la lluvia, hicieron más hoyos que en la misma luna, la tierra mojada, yo en pijama a tu lado tomando café en la hamaca.
- ¿Te acuerdas cuando las rosas no estaban?
- Si, las plantamos y no teníamos esperanza.
- No sabíamos de que color eran.
- Por fortuna fueron blancas, ya que las rojas no te agradan.
El frío entraba por la ventana de madera apolillada, en la cornisa los geranios que compramos en un pueblo cercano los cuales riego en verano.
Me acurruqué en tu regazo y comencé a soñar y me dí cuenta que mi sueño era esto, el estar tomados de la mano, embriagarnos de cada instante, beber sorbo a sorbo el aroma del encina, que las luciérnagas pierdan notoriedad cuando la luna se extiende distorsionada igual que tu chinanteca cara en la laguna. ¿Qué era lo que iluminaba más mi vida, la redondez de tu cara o la de la luna? ¡Me confundía! Y, entonces decidí esperar otro día y dejarme en tus brazos. Esta es mi vida.
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