- ¿Quién mató mi "Siempre viva"? - El bien aventurado tía María -con una carcajada mi mamá le respondió a mi tía abuela-. - ¡Chamaco del demonio! -y ya no dijo más- Mi tía abuela pensaba que ser bien aventurado era como ser un niño cristal de ahora, algo así como bendecido. ¿Y cómo no serlo? si tenía el mundo para mi sólito, el pasillo lleno de macetas de barro, decoradas con vidrios de colores, el piso de mosaico como recién encerado, veteado color verde "¿Te acuerdas Cata?". Un día de tantos vi como mi hermano el Ismael se le montaba a la vieja negra, con movimientos bruscos jadeaba encima de ella (no le importó que yo lo estuviera viendo) ¿Pues cómo? Ese Isma hacia todo lo que se le viniera en gana y sin pedir permiso. No sé que edad tenía, pero eso sí, crecía mucho más rápido que yo, era un tragón, hasta se comía lo que ya no queríamos, después de haberse atragantado con lo suyo. Mi hermano y yo salíamos a alborotar los charcos a sacarles relámpagos de luz, a darle vida al lodo y hacer cantar al río que corría al lado de las vías. Mi mamá enojada me metía a jalones para bañarme y al Isma lo dejaba afuera castigado -seguro pensaba que era él el culpable, cuando la verdad yo le marcaba la pauta; corríamos, brincábamos y ya cansados, con paso lento, uno al lado del otro (a menos de que nos distrajera el revolotear de una mariposa, ya sea él o yo la perseguíamos) nos encaminábamos hacia la casa. ¿Te acuerdas Aida, cuándo Miguel se cayó en su bici y se hirío el mentón haciéndose la barba partida en las vías del tren (¡como le mejoró la apariencia! Después a todos les dijimos que era de nacimiento), Martha perdió su chancla en ese arroyo frío y Vicky se voló una uña en una de esas sillas plegables. Jajajajaja todo en ese mismo lugar. - Yo no fui, yo no fui - gritaba yo-. Pero a la condenada chaparra jamás se le olvidó. Al Toño le decíamos "Dumbo", era el más pequeño, pero ni problemas daba, ¡estaba tan hermoso! A mi me decían el "Ratón" (nada alejado de la realidad, era bien apegado a lo ajeno, era sólo por travieso, una manera de llamar la atención). Llegando de la primaria me encontré un recado de mamá que decia: "Ratón, llevamos al Isma a la veterinaria" Me puse a llorar; mi hermano, compañero de juergas, mi más querido amigo ya no volvería. Salí a buscar a la negra, la encontré echada en una caja con sus cachorros, unos eran negros como ella y otros color miel como el Isma. - De hoy en adelante ya no te llamaré "Negra cochina", serás la "Lady". Los peques debieron partir, sin antes bautizarlos como: Princesa, Oliver, Ojos, Pelos... y desde allí partí también yo ¡Como añoro ese pasado! |
miércoles, 19 de febrero de 2014
CLARO QUE FUE AYER
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