En la penumbra de un grito de amor, el silencio es luz en mi desesperada necesidad.
Ha despertado en la profundidad mi suspiro adormecido por un amor que no es mío.
Pero lo hurto si así fuera porque lo siento en la piel en lo más profundo de mi ser.
Y le quiero curar sus heridas, sus ojos se callan mientras los míos gritan.
O quizá también se desbordan como mi ímpetu se limita en una fuerza de impotencia.
Me ahoga el poder de ser Él.
¡Imposible!
La soberbia llega cuando la desesperación te alcanza.
El ardor perenne despierta en mí y la duda fenece.