Las huellas del tiempo han tocado mi lozanía, luchar contra ellas es desgastar el alma.
¡Detente ingrato invierno! ¿Por qué te empecinas en humillar a tan hermosa lozanía?
Ya no hay tiempo, es la espera de sucumbir, ver la frescura que un día prometió, en cenizas descubrir.
Mantenerme erguida y no doblegar la lucidez interna de mi fuerza añeja.
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