He bajado calles inclinadas para llegar y encontrarme contigo frente a una iglesia de blanca porcelana, con torres que asemejan un caramelo delicioso y que hacen ruido cuando se mueven las campanas.
He caminado y subido pendientes para alcanzarte y decirte que te quiero, he doblado esquinas para multiplicar tu nombre en un eco retumbante y acallar mi delirante deseo con un beso.
He rodeado tu casa haciendo surcos de esperanza y llenado esos surcos con gotas de emoción a que no forme un oceano que separe mi ilusión de rodear con mis manos tu cintura y con mis dedos tocar tu hermosura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario