Si los hombres valemos, a los ojos de Dios, más que las aves ¿Porque nos empecinamos en darle más valor a un perro que a la vida de un ser?
No por preocuparse alarga uno su vida. Dios viste así a la flor imagínense de qué nos a vestido a nosotros.
Seamos agradecidos, no seamos sicarios de vidas que no nos pertenecen ni les demos a los animales para quitárselos a los hombres.
Decir que somos la luz del mundo es tener la certeza que nada tendría sentido sin nosotros. Con esa seguridad honremos el estar y el ser.
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