En este lapso breve, infinito, inexistente ¿Importa la ausencia? y me pregunto: ¿Fue ayer? donde los campos que solíamos correr, los paisajes, las montañas, esas montañas nevadas siguen igual. Nosotros habremos modificado un poco el color de nuestros cabellos, la textura de nuestra piel pero lo que si realmente a de haber madurado, mostrando nuestra sabiduría, es nuestra manera de ver la vida.
¿Te acuerdas? yo sé que aún me recuerdas y ¿Tú te preguntas, se acordará él de mi? Y como un susurro del tiempo venido a tus deseos, yo te digo que si.
¿Importa la distancia? me pregunté, la distancia es la lejanía en la que te volví a encontrar, tan fatalmente mejor.
No importa si es lo mismo que sientas tú, con mis recuerdos anquilosados me quedo, a fin de cuentas existieron y si fueron, son y serán.
Si, los campos volvieron a florecer, las vacas ¿Las vacas? ¿Siguen allí? El río, los árboles distintos, más altos y frondosos ¡Cómo que ya no están! ¡Qué lástima! Ya todo cambio y la distancia me separa de ti y tu orgullo también.
Esas flores color violeta y las otras color naranja y aquellas ramas que lloraban cuando yo pasaba en tiempos de lluvía y me refrescaba hundiendo mis pies en el camino de tierra franca dejando huellas en mi calzado.
El sol ¿Cuál sol? Casi siempre nublado, nostálgico, pero ni falta hacía porque nuestra compañía no necesitaba de sol; de lluvia si, de húmedos los caminos también cuando disfrutábamos juntos las delicias de la nata en pan de caja.
Y mis sienes distintas donde descansas tú, donde reposo yo, siguen tan frescas como el rosa de tus labios en mi boca, en el lapsus de mi imaginación tan real como el ayer te sigo sintiendo, aquí, de aquí no me muevo, de aquí soy... Y tú no te vas porque así lo quiero yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario