Imagínate el dolor que sintieron mis pasos, mis pies cansados por no poder llegar a ti.
¿Sabes quizás el dolor de esas calles que ya no se iluminarán porque tú ya no pasarás?
¡Cuánto dolor y tristeza habrán vivido esas paredes de adobe y ventanas de hierro forjado!
Cuántos recuerdos dejaste al imprimir tu sombra cuando el sol nunca pudo dejar la suya.
¡Cuánto dolor!
Porque el dolor de esos pasos, de esos pies, de esas calles, de esas luces y paredes ¡lo cargo yo!
¡Recuerdo!
¡Qué te puedes imaginar! si tú ya no estás, mejor me imagino que tú aún estás.
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