El hombre que regalaba piedras que recogía en sus viajes para después darlas envueltas en papel china de colores.
-Me parece un regalo muy peculiar para no decir extraño -Comentó Bonifacio- ¿Por qué piedras?
La gente sorprendida las recibía y obvio no les daba tiempo de reaccionar al momento, agradecían con una leve sonrisa.
-Bueno, pero algún significado tenían, quizá para algunos les gustaban las formas, lo raras, otras más las ven como una energía -Dijo Diana queriendo encontrar una explicación al hecho de obsequiar una cosa como es una piedra y no una concha que podría resultar más atractiva-.
Eran de diferentes tamaños, claro, suficientes para ser llevadas en su maletín donde cargaba sus libros, tarjetas, periódico, quizá alguna golosina, morralla. Con una ceremoniosidad, metía su mano al maletín, tomaba el presente y con delicadeza se las depositaba en la mano de quien había conocido en el trayecto del tren. Se sabe que era muy platicador Don Severiano, inspiraba confianza y las persona terminaban desnudando su intimidad ante él que los escuchaba atento para en tres palabras certeras, sin ofender con sus aseveraciones, las personas sorprendidas digerían, llamémosle, palabras de aliento, sugerencia o una verdad piadosa.
-Entonces, yo podría creer que la gente esperaba, se me ocurre, un dulce, un chocolate que dicen que da alegría, una imágen, para los que son creyentes, pero ¿Una piedra? ¡Que extravagancia!
Por supuesto que Don Severiano al darles el "detalle" les hablaba al oído y sorprendidos se despedían satisfechos.
-¿Que les decía, cuál era ese gran enigma? -instó Karen-
Se sabe que una joven al serle entregado el bien recibido, curiosa le dijo "¿Por qué sí mí carga era tan grande, usted me concede la piedra más pequeña?" "Recuerda que las piedrecitas más pequeñas son las más molestas".
-Ah, ya entendí, la ofrenda recibida era significativo de la carga que la gente llevaba en su espalda.
Exacto, hay dones más valiosos que algo material y éste solo les recordaba a las buenas personas que se habían quitado un peso de encima, una carga, algo que no les permitía seguir adelante.
Recuerden, si algo les molesta
¡Quítatelo! Cuando unos zapatos te molestan ¿Por qué te molestan? ¡Porque estás creciendo! Muchas veces nos aferramos a no crecer.
¡Vámonos, que ya viene el tren!
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