No le temas a los muertos, que amigos saben ser, son aquellos que en silencio aconsejan.
Témeles a esos que juzgan, condenan sin conocer tus penas.
Los muerto ni alzan la voz ni ensalzan por mal o bien que les caigas.
La vida, risa, confianza, amor, penosamente fugaces son.
Le quedo debiendo a la risa que con llanto me cobró, lágrimas escasas en mí dejó.
No te fies de los vivos, más confía en los ausentes, mucho menos confíes de ti que por enemigo te tienes.
Ata al enemigo que frente de ti lo tienes, trátalo con amor que es lo mejor que tienes.
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