jueves, 3 de diciembre de 2020

RESILIENCIA



Esos momentos que se vieran por un largo tiempo adormecidos a causa de aquellos días que se lucían de oro, de tardes bordadas por canutillos de plata, de caminos alfombrados por joyas ocre ruidosas en cuanto se pisaban.

Son un recuerdo ¿Te acuerdas? Ni las sombras, ni aquella mesa desnuda que apenada con una luz lánguida de vela no ofrecía nada para mitigar lo que el estómago exigía ¡Qué importaba! 

Hoy en que la vida nos tiene sorprendidos y desprevenidos nos ha tomado llevándose a gente que tanto hemos amado, no quisiera decir la causa de la enfermedad COVID19. Nos ha robado los planes, las charlas, se llevó el año completo con sus luces de fiestas, flores, calaveras, castillos explotar con chispas que encienden el alma y que hoy la tenemos a oscuras.

Esos instantes que vienen a mi mente ¿A la tuya también? Me dices que no y entiendo, no todos tenemos los mismos recuerdos. A mí sí me asaltaron de repente esos cuentos que mi mamá nos recitaba en esas sombras que no eran tan oscuras porque teníamos la llama de la vela, la luz de las estrellas y el calor de ella. Gracias a eso, quiero pensar, es esa imaginación mía ¿Te puedo confesar algo? Por mucho tiempo viví con la esperanza de hallar la varita mágica que aparecía en la bolsa de un detergente. Y otra cosa, me doy cuenta que esa varita sin haberla encontrado nunca, siempre me a acompañado porque he hecho de mi vida una mágica experiencia y hoy es el ejemplo: solo en pensar en ese momento me ha devuelto la esperanza de que mañana va a ser como los cuentos de hadas, príncipes valientes que mi madre nos contaba.



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