martes, 8 de diciembre de 2020

EL LIBRO

 


El género de ficción científica no me agrada, pero cuando leí el "EL SOL DESNUDO" de Isaac Asimov, tuve temor.

Las citas, las reuniones, los desayunos, los amigos y los amantes son virtuales.

Las personas a causa de la radiación del sol no pueden salir si no es con protección, tienen miedo de las enfermedades, ese exorbitante temor a ser contagiados por virus, bacterias de otro humano los mantiene aislados y la fecundación se hace in Vitro escogiendo no a la persona amada, sino a la más capaz en inteligencia y calidad de genes.

No me cabía en la cabeza hacer una cita para desayunar juntos virtualmente ¿Cómo? Para mí los amigos, las charlas, los encuentros deben de ser necesariamente en persona; tocar, sentir, percibir las reacciones de con quién estoy.

Este libro quedó tres años aguardando que lo leyera, oliera, que lo hiciera caminar sobre su propio lomo, que lo llevará a mis cafés, al metro, que le presentara amigos, que le compartiera mis calles con sus árboles color menta, el cielo que me cubría de nubes, de sol y jacarandas; no solo deseaba mostrarme la historia que me reusaba a oírle, también quería escuchar mis platicas, las risas de los niños, esos que quizá algún día lo fueran a abrir para que ellos mismos se descubrieran a la imaginación que nos tenía deparado al leerlo.

Cuando veía los libros pendientes de leer, el me gritaba ¡Escogeme a mi, no te vas a arrepentir! Pero yo no lo escuchaba; ah pero el día que no tuve otra opción ¡Qué maravilla! Me dije: ¿Que tenía en la cabeza, por qué no te preferí antes? Y él orgulloso me siguió mostrando su magia, gozó desprendiendo sus palabras, sus historias página tras página al igual que yo volaba y me sorprendí de que él me sorprendiera como jamás imaginé.

Hoy por hoy lo tengo muy presente a este amigo que ya lo hice mío y, perdón por no escribirte hasta ahora y agradezco a tu progenitor el haberte creado.

¡Gracias!


Adolfo Delgadillo Padilla

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