martes, 25 de febrero de 2020
MI PRIVILEGIO
Dicen que las gallinas de arriba cagan a las de abajo, esto lo digo porque el vivir en planta baja no siempre resulta una ventaja y esto debe ser igual con los gobernadores y su pueblo, con los jefes y sub alternos, pero tiene sus ventajas porque en la ventana de mi departamento pasa y pasa gente y la puedo ver, saludar como la madre con su hija ya mayor que siempre dejan una mirada hacia mi casa con cigarro en mano y cuando regresan a eso de las 7pm, con cigarro en mano, echan una mirada de nuevo al interior por la ventana.
Eso de desgastar los codos en la ventana platicando y dejar correr el tiempo y el chisme también, me sorprendo con el ofrecimiento de Don Manolo con un cigarro de mariguana -No, no ¿Cómo creé? yo no le hago a eso - le respondo.
-Ya sabes que la del "C" se operó las chichis y ni eso le ha funcionado, sigue escuchando a sus sábanas cada noche que le gritan: >>Sola<< -No me digas- sorprendida le sigo la plática.
Los ruidos ya no sé de dónde vienen, si del piso siguiente o del de más arriba, pero todo se escucha y me tranquiliza ese golpeteo de indiscutible coincidencia romántica porque entonces me queda claro que los vecinos despertarán con buen carácter.
Me acabo de enterar que la mujer de Chuy, una mujer joven, menudita y siempre amable se enfrentó con lo que solo los ancianos esperamos y me quedó claro que por esas vicisitudes de la vida uno no debe de juzgar el comportamiento de los otros porque antes de enterarme me cayó de raro el cambio de su actitud hacia mi.
Eso de royerle el culo a las vecinas no es lo mío pero no debo de negar que es muy divertido.
-Te tengo que contar algo pero tengo que saber que esto no saldrá de aquí -¡No te preocupes! que mi boca es una tumba -profanada-. Me ha costado tanto trabajo el tener que ser tan discreta que a estas alturas ya me siento de la familia de tantos vecinos y al sol de hoy si no fuera por estás confesiones en verdad que no entendería a muchos de ellos.
Por esta razón todas mis inquietudes procuro no ventilarlas con mi prójimo para seguir disfrutando del misterio que gozo al escuchar tantas cosas que se dicen de mí pero que nada se acercan a mi licenciosa vida.
Vivir en planta baja me ha permitido tener que barrer con la podedumbre que cae de arriba, me hace sentir tan tranquila de no créeme la "La única".
Adolfo Delgadillo Padilla
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