martes, 25 de febrero de 2020
LAS PLAÑIDERAS
"Torre ser marfil"
-Ruega por ella.
"Casa de oro"
-Ruega por ella.
"Arca de la Alianza"
-Ruega por ella...
"Dios sí que castiga, ay perdón diosito, no han sido mis deseos, dicen que tú no castigas pero de que existe el karma o que todo lo que se hace se paga o, si no, ¿cómo se le llama a esto de que haya perdido la vida Chonita, tan joven pero tan disoluta?"
-Ya escucho decir a Jovita "Si bien dicen que Dios castiga.." -Carmelita.
-Dios la castigue por tener esos pensamientos de la difunta Chonita, tan buena gente que era, bueno, de que tenía su carácter, sí que lo tenía, su belleza fue su perdición.
-Pues yo como digo una cosa digo otra pero en realidad eso de no saber ponerle freno a su boca no es de cristianos. Bien lo dice el padre Odilón en su sermón, de que el chisme es como las plumas de una almohada rota, se dispersan y no hay poder humano de recogerlas todas. Vaya usted saber ¡Todo lo que se decía de ella!
-Tiene toda la razón Tilita, yo por eso me muerdo la lengua antes de levantar un falso.
Tilita piensa: "Pues ya la ha de tener toda deshecha" -Uy si que feo es eso Carmelita, mire, ahí viene Jovita, qué se me hace que sólo viene por el caldo chinanteco y no a rezar ni porque haya sentido la pérdida de Chonita.
-¡Jovita! la vimos muy compungida en el rezo- las dos vecinas exclamaron para disimular de que estaban hablando de ella.
-¡Cómo no iba a estarlo si se nos adelantó -dijo Jovita-.
-Yo ya le dije a Rómulo: si alguno de los dos muere, yo me voy a Paris -comentó Tilita.
"¡Amparito!", Dijeron todas al mismo tiempo, mientras la madre de Chonita, la difunta, se aproximaba al grupo de amigas ratas de sacristía. -Muy dolida, muy dolida vengo, vieran que vergüenza siento que mis nietos no dejaban acercarse al féretro de mi hija a mi yerno Leo. Sí, sí, fue un bueno para nada pero de ahí a qué no lo dejen darle el último adiós a la que por la ley de Él estaban unidos, no tiene nombre. -Con lágrimas de cocodrilo más que de madre. -Si no fuera por mi amor de abuela que intervine, se matan ¡ay pobre de mí, pobre de mí, un día me van a matar, eso es lo que creo que desean. Si a sus padres no les tenían respeto, qué me espero yo que mi vida he dejado por cuidarlos-, perdón ¿Ya les sirvieron su platito de caldo?
-Qué se preocupa Amparito, con lo atareada que a de estar -le dijo Jovita. -Si gusta le ayudo a servir.
-"Padre mío, no permitas que mi familia caiga en estos pecados cuando yo falte, por esto ya le dí instrucciones a mi Chente que no quiero ni misas ni rezos porque la gente sólo viene a tragar y comer gente" -pensaba para sus adentros Tilita sin percatarse que en un momento la traicionó su subconsciente-.
-Decía algo Tilita -le preguntó Jobita.
-No nada, pienso en la fragilidad de la vida.
Yo cuando muera si quiero que se me haga todo el rito que muchos han perdido, no por mí sino por los que se quedan que mucha falta les hará a su duelo, es una tradición, si así le quieren llamar; que nos acerca, nos une, nos confronta, nos consuela, nos concientiza, exactamente, a que algún día nos vamos a ir.
¿Quién soy yo? La conciencia de todas estas cizañosas, pero que si no fuera por ellas, los velorios no serían los eventos a los que nadie es invitado pero que todo el mundo va, ¡a comer, pero va!
Te rogamos nos concedas, señor Dios nuestro, gozar de continua salud del alma...
Amén
Adolfo Delgadillo Padilla
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