miércoles, 9 de noviembre de 2016

SABIDURÍA


¿Quién dice que las tristezas no se viven? qué nos sirven para aquilatar lo que tenemos y lo que no debemos de acumular.
A la tristeza hay que observarla de manera diferente a como nos la han mostrado: con una oportunidad de renacer, de tomar fuerza, de aprendizaje.
La vida no es más de lo mismo, la vida nos procura diversidad a los sentimientos para que ninguno de ellos envejezca.
El carácter que nos forja la tristeza es para los que hemos aprendido que la tristeza es para vivirla, para sacarle todo el jugo de enseñanza, no para aquellos que se quedan a disfrutarla sin soltarla.
La tristeza une y está visto que la tristeza tiene hijos: como la amargura, la soledad, el aislamiento, el propio abandono.
La tristeza es un sentimiento que tenemos que verla con ojos diferentes, con una mirada inteligente, como una aliada para salir fortalecidos de esos momentos nada deseables.
Desde hoy conciliar con la tristeza será nuestra tarea de vida.

RESCATE


La arena de la playa le hacia sentir un bienestar al caminar, hundir sus pies en ella, dejar sus huellas que al instante eran borradas por las volubles olas espumosas como el champán, el grato aroma del mar y el suave sabor a sal le saciaba el alma.
Desafiar sus desavenencias, de las cuales no tenía el control porque no dependían de él, en momentos le atosigaban su paz interior, muy a menudo desasosegado y cuestionandose si hacía lo correcto o no.
Conservar su último resquicio de libertad, la adquirida sabiduría de niño, la que se otorga por pureza, que le pertenece a todo aquél que la disputa por derecho, la que se traspapeló y contaminó por su mundo exterior, a causa de miedos, prejuicios, conciencias sociales y culpas.
Las piedras desnudas, las conchas arropadas por la playa cuando varan a ella y el sutil maquillaje de la brisa en su piel le dan ánimo para enfrentar el mayor obstáculo: Él.
Saber defender la individualidad, mudarse de la ropa ajena, descabezar al miedo y no ceder por un mendrugo de pan de hoy en adelante sería su objetivo.

HILARIA HIJA DE LA ARCILLA


La susceptibilidad por saberse distinta afloraba en ese inmenso océano de soberbia por alcanzar el cielo con montones de cemento y fierro, animales de lámina que sólo andan cuando les dan choques de electricidad tan distantes a los de su tierra que aletean por el simple soplar del viento, que corren por el gusto de hacerlo y comen lo que la generosa madre naturaleza les provee sin reserva.
Hilaria, trenzaba sus hebras de carbón avivando la envidia de finas faldas y a friolentos mozos incitaba por sus carnes cerradas, su sal al andar y doncellés actitud ¡Ay Hilaria! ¿A quién culpar de tu prendente hermosura?
Le era difícil cruzar calles en vez de arroyos frescos, cristalinos, insinuantes por beberlos, humedecer la tela delgada aferrarsele a sus gruesos muslos presentando sus pechos coronados de vida.
Qué difícil era para esa mujer de tierra jugosa esquivar inútiles rodantes a sus peces que acariciaban sus pedestales.
"Si todos somos iguales qué diferencia encuentran con su misterio al mirarme"
Hilaria, no sucumbas a la infecunda labia amañada ni permitas abatirte por lenguas biperinas, más bien la prudencia triunfe equiparable a tu beldad hasta que ancle el amor y deshile tus carbonadas catiras que adornan tu cardar.

ANHELANTE


Me miras y finges indiferencia ¿Dé qué sirve fingirla si no la sientes?
¡Ingrata tu vida por despreciarme! Y sin embargo me tienes sin poseerme; me tienes presente en tus oscuros sueños, claros y tormentosos despertares.
Me añoras a solas, al descanso de tus deseos y al despertar a la vida mueres por de frente tenerme. ¡No te culpo! Aunque por un solo ademán tuyo... ¡Te otorgaría mi vida entera para tenerme!

TU AUSENCIA


¿Por qué te mueres cuando duermo?
¿Por qué no existes cuando sueño?
¿Por qué desapareces cada noche?
Cada noche no te veo,
te vas cuando no te pienso,
te ausentas cuando mis ojos se cierran.
Y aún cuando somnoliento sueño...
No veo.
En todas mis noches mueres,
mueres con mis anhelos.
Con mi cansancio descansas
de tanto nombrarte.
Te vuelves humo, te vuelves nada.
¿Dónde te escondes, en las estrellas o dentro de mi alma?
¡Oh mi alma, habitas en el espacio infinito de mi pensamiento!
Tan estrecho y amplio sufrimiento.
Tú que creaste el tiempo,
suficiente ha sido para adorarte
e insuficiente en mis noches para
abrazarte.
¿O es qué tranquilas mis noches
me regalaste?

ANHELO DE SER


Te abracé, mis manos
rodearon mi vientre
y sin querer fuiste
prisionero mi niño
inherte.

Mi anhelo fue tenerte
mis entrañas no fueron
tan fuertes, prisionero
mi niño por quererte.
Cautivo te deseaba
por besarte, sueño
extinto por lactarte.
Mi niño perdona
por desearte
por no encontrarte
y no tener la fuerza
de guardarte.

PLATA


Santa Prisca tan
pobre de ornamento
pues su fachada se
ha manchado por el
narco.

Eres blanca
y negra de avaricia
digna de orfebres
y caricias.
Eres luna de luz
y reflejo de río
diamantina regada
en mi camino.
Luces fina en
piel morena
resaltando a la
trigueña.
Plata que te tengo.
Plata que te doy.
Plata pavonada de
filigrana y amartillada.