lunes, 26 de enero de 2015

EL PECADO DE ZAPATA


-Porque yo estoy pa' contarles que fui amante del hombre más deseado de la revolución.
Cuenta esta persona que ha sido vituperada, envidiada y mil veces odiada por mujeres y hasta por hombres muy hombres que darían en prenda su hermético deseo por despertar o soñar embriagados por la gallardía de Zapata.
-Le he bañado con la miel de mi saliva la aridez curtida de su piel mestiza por el sol y he purificado con el sudor de mi agitación sus heridas.
Señalada por su osadía la perciben altiva, segura de saber el piso en el que camina, si bien es cierto que sucios sus pies se plantan, otros desean mancharle el espíritu con el que se anima.
-Soy el sacramento de sus secretos y aquella que le grita sus defectos; soy quien le levanta, le aconseja con ágil inteligencia y le insta que mantenga nuestra relación en contienda con su más intima conciencia.
Es la desconocida, la ignorada y más nombrada, como mito, fantasma que pelea por su realidad innata.
-No importa mi nombre, yo soy esa persona que sin mi existencia, nula quedaría la valía de quien hasta en sus sueños me perseguía. Porque yo fui su conciencia y penitencia. Emiliano me pertenecía.
¿Quién humilla en su carnalidad insurrecta, Zapata a la persona o ésta a la actitud machista?

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