lunes, 26 de enero de 2015
¡HOY NO ES EL DÍA MÁS TRISTE DE MI VIDA!
Hoy no es el día más triste de mi vida, fue ayer cuando me dijiste que ya no me querías ¿En el mañana te necesitaría?
Hoy no es el día más triste de mi vida, quedó en el ayer cuando te me ibas ¿cómo no recordar el día?
Hoy no es el día más triste de mi vida, mi vida quedó asolada cuando te me ibas ¿Mi sol me alumbrará otros día?
Aunque tu imagen se difumino, el recuerdo se alargo, hoy te sigo amando ¡Por eso hoy no es el día más triste de mi vida!
Hoy como tifón tu recuerdo borró la alegría y el olvido no te aleja del nido tibio que dejaste ¡Regresa por lo que hurtaste!
Hoy no es el día más triste de mi vida, ya pasó, demoró tanto, ya es tarde, pero hoy no es el día mas triste de mi vida.
Aunque existen espacios reducidos en la ciudad que no me recuerden a ti, el espacio en mi memoria se reduce por pensar en ti.
Por esto, hoy no es el día más triste de mi vida, el más pleno es al haber muerto de amor para verte nacer por él.
Me alejare de mi para que te quedes y continúe siendo el día no más triste de mi vida hasta que otro llegue y lo alegre más ¿Regresaré a mi vida?
SOÑAR
Soñar dormido, soñar despierto, dormido escapo, despierto sueño. Despierto...¡Que loco juego! Soñar contigo, soñar en sueños, los sueños reales, mis reales sueños y tú... fugaz, irreal, tan real y, yo... alejado de lo real, delirando por ti.
Por ti he soñado e imaginado, tu imagen al lado, alada se aleja y la mia en sombras se queda o ¿adherida a tu imagen serena?
Loco por sueño, en el sueño me quedo, sin recuerdo no sufro, no sufro ¡Ni permitas que la razón me alcance si tu recuerdo no mora!
Yo seguiré soñando.
EL DELIRIO DE GLADIS LA CUBANA
Me senté a su lado y ella estaba sobre una cubeta, al lado dos costales repletos de tiliches: periódicos, revistas, ropa, un plato, cuchara y pocillo de peltre descarapelado. Sus prendas eran de talla extra grande o muy chicas, se las ingeniaba para hacerlas lucir originales; como anudar varios calcetines de diferentes colores para crearse un turbante, retazos de tela para una elegante bufanda o una media como cinturón.
- ¿Hola cómo le va? Le contestó al clima y sin inmutarse, como si nos conocieramos y llevaramos tiempo conversando prosiguió con su monólogo.
"Dame la carpeta" -volvió a hablar Gladys, así se llamaba, al tiempo que seguía tejiendo, tejiendo en el tiempo, tejiendo el tiempo, los recuerdos o el olvido.
Seguía guaguariando para los que estabamos escuchando, nos tomaba en cuenta, hasta a los ausentes, que eran todos e imaginarios que eran muchos.
"¿Gusta un puro vercruzano o cubano? Ambos excelentes, nos los traen de aquí cerca, de la hermana República de Yucatán". Muy propia con su soliloquio recordaba, me dio la impresión, de cuando se tuvo que venir a México de su amada Cuba por consejo de su familia y paradojicamente quedó abandonada en un país extraño, aunque se le considerara hermano ¿Y para qué? Si los que se quedaron en Cuba por el miedo a perder lo que tenian, terminaron por convivir con familias que no eran suyas; extraños y juntos, abismalmente desconocidos, deprimidos, depredados por la Revolución Cubana y oprimidos.
Gladys se adueñó de la entrada de un negocio, la jardinera de la calle la utilizaba de tendedero, se bañaba sin importarle las miradas asquiadas de los que pasaban. Le importaba un bledo la delincuencia ¿Quién? Me pregunto yo, no ella ¿Tenia interes por sus inmundicias?
¡Oh bendita ofuscación! Que el tiempo causa a los prudentes sin devolverles la sensatez por misericordia.
Ella sobrevivió al impensable valor cubano, a Ninon Sevilla, Celia Cruz, Pérez Prado, José Martí, ha sonrevivido a la inmortalidad de Fidel Castro; vive feliz, quizá más que los que huyeron y traspasaron el inutil sueño de la indecencia humana (EEUU).
Se construyó un mundo, no prestado ni compartido, autora de su novela de la que ella es unica poseedora y yo, a veces, su escucha. Al fin y a cabo ni yo he sido digno a que me dirija la mirada.
Se instaló aquí como seguramente se quedaron los españoles, locos. Dejó la lucidez o, quiza se le olvidó empacarla al mismo tiempo que los vestidos, los manjares, las tertulias del café y el ron, lecturas a las que estaba acostumbrada.
La seguiré viendo recojer su vida que le caben en sus dos bultos o en la extravagancia de su cabecita, tal vez le pesen menos de lo que me pesa a mí ser coherente.
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EL SENDERO
Las hojas descansan en la tierra bañada, vestida por el cesped y flores de manzanilla. Camino sobre los durmientes adornados por diamantes pulidos que encandilan para camuflagear la sencillez de su estadía.
El pasado es para unos fatigante para otros motivador, para mí significan ambas. Hipnotiza el sendero persistente del tren ¿Cuántas cosas he dejado por mi inmadurez y soberbia? Me obligo a preguntarme esto al avanzar.
He restado personas a mi vida por mi intolerancia, he renunciado a oportunidades y por omisión no sume esperanza de amor.
Ahora sé que el estrecho camino de la vida como la vía que ahora recorro, tiene una terminal.
Me cuestiono ¿La muerte es joven o lleva a cuestas los años que tiene de experiencia? Se burla de nuestra condición mortal o ¿envidia lo que nunca ella ni por un instante nosotros acumulamos en experiencia? ¿Ésta es su venganza? Ser la que le corresponde, arrebatarnos de las nubes de la vida y de esa manera, aunque no lo logre, soñar (si es que le es lícito dormir); vivir un fragmento del don que a ella le ha sido negado.
Sigo aspirando el rocio, observo como las mariposas exploran el polen de las flores, vivo la experiencia, retomo el poder, una, para no cometer los mismos errores y dos, buscar a la gente que dejé ir porque hoy por hoy me es claro que existen dos pecados: el no ser felíz y el no cuidarse.
EL PECADO DE ZAPATA
-Porque yo estoy pa' contarles que fui amante del hombre más deseado de la revolución.
Cuenta esta persona que ha sido vituperada, envidiada y mil veces odiada por mujeres y hasta por hombres muy hombres que darían en prenda su hermético deseo por despertar o soñar embriagados por la gallardía de Zapata.
-Le he bañado con la miel de mi saliva la aridez curtida de su piel mestiza por el sol y he purificado con el sudor de mi agitación sus heridas.
Señalada por su osadía la perciben altiva, segura de saber el piso en el que camina, si bien es cierto que sucios sus pies se plantan, otros desean mancharle el espíritu con el que se anima.
-Soy el sacramento de sus secretos y aquella que le grita sus defectos; soy quien le levanta, le aconseja con ágil inteligencia y le insta que mantenga nuestra relación en contienda con su más intima conciencia.
Es la desconocida, la ignorada y más nombrada, como mito, fantasma que pelea por su realidad innata.
-No importa mi nombre, yo soy esa persona que sin mi existencia, nula quedaría la valía de quien hasta en sus sueños me perseguía. Porque yo fui su conciencia y penitencia. Emiliano me pertenecía.
¿Quién humilla en su carnalidad insurrecta, Zapata a la persona o ésta a la actitud machista?
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