Se me acabaron los pretextos de esperar, el tiempo en polvo se me va.
La turgencia de tus senos en mi imperfección se esfumaron.
La esperanza en mí era tan intensa que por fuerza se quebró mi imaginación.
¡Ya! Se me acabaron los pretextos de verte a mi lado ¡Felices!
De escribirte cuentos y aventuras, poemas y locuras ¡Te clamé y nada!
De buscarte entre las rocas, el cielo y la espesura de mi desesperación.
En el fondo de la tierra, en lo profundo de Dios, en mi vacío del corazón.
Rogué, prometí, exigí, imploré, blasfemé, maldije; cuando te encontré
¡No supe que decir!
Se me acabaron los pretextos de recordarte, quizá no serás la misma si te encontrase.
Los besos, las caricias, tus promesas, nuestros sueños, me los arrebataste.
Desnudo, huérfano de esperanza, sin mí, sin... ¡Dios, dónde estás! ¡Sin Él!
Se me acabaron los pretextos de no vivir sin ti ¡Resurgiré!
Agotado estoy, ya no ahondaré ¡Quédate con tu miseria, que yo con la mía tendré!
¡Quédate con lo mío, con lo mucho que te amé ¿Yo? Sin pretextos.
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