Esto no nos dió el tiempo para poder recordar, ya que el recuerdo no tenía cabida en el vertiginoso final.
Ya no reiremos, lloraremos, añoraremos, ni miraremos en nuestro interior lo vivido.
No, no tendremos ese placer de tener un futuro porque ese mañana no llegará.
Nos quedaremos con las ganas de volver a vivir dos veces por el recuerdo.
La esperanza se ha desvanecido en nuestro amargo destino.
La oportunidad que creíamos venir se fué con el hálito de vida que pensábamos eterno.
El fruto de los nuestros sin embargo habrán entendido la importancia de esperar.
Porque hay mucho que ganar aunque se haya perdido y la fé... se recuperará.
Adolfo Delgadillo Padilla
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