miércoles, 26 de julio de 2017
SIN SENTIDO
Mi estadía en el mundo se asemeja a los ríos, que en cada lugar cambian de nombre: unas veces vida, otras tristeza o alegría o quizá melancolía, alegre soledad o soledad tristísima.
Como tu nombre ausente dejó mi existencia vacía y llena de dolientes recuerdos y un hueco que no logro identificar en dónde se localiza, si en mi pecho, a un lado del corazón; no sé, pero no me permite respirar. Quizá en el fondo dejar de respirar deseo, porque si tú no estás yo tampoco quiero estar.
Deambulo la vereda que corta el campo y que parece continuar su camino hacia el mar, ese mar azul que se encuentra abajo de la gran loma que divide mi pueblo.
Ya no encontraré tus pisadas sobre la playa y tampoco te he encontrado en mis sueños, tus apariciones en cada reposo nocturno por breve que sea se han agotado.
Me dicen que bien amé a quien mal me quiso y que tengo que obsequiar mi ausencia a quien no aprecie mi presencia pero, en realidad a tu lado yo me perdía, en tus brazos, en tus besos y ni como reclamarte que me regreses aquello con lo que te quedaste.
Subiré la loma, la andaré las veces que sean necesarias y desandaré el sendero, engañaré a mis pies, los obligaré a hacer surcos en diferentes lugares para qué: si en tí me perdí, perderme otra vez, que bien que se me da, ¡perderme! y, si es posible, ni yo mismo hallarme que nada de valor me quedó por todo lo que me hurtaste.
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