miércoles, 26 de julio de 2017

DON PRUDENCIO


A causa de una enfermad incurable Don Prudencio ya había cambiado su ataúd tres veces porque había pasado de moda. El día que aconteció su deceso lo tuvieron que envolver en las sábanas que le habían cambiado el día anterior y lo amortajaron en un petate.
Tanto prever para vender el último sarcófago que no tenía aire acondicionado por uno que sí lo prometía, pero a esperanzas de que no moría se lo iban a suplir dos días después de que por fin dejó este mundo.
Sus deudos a última hora decidieron enterrarlo al lado de la fosa común, que es gratuita, porque allí se daban las rosas más bellas de la región.
- Mi adorado esposo era muy generoso- dijo Doña Labiuda que ni tardo ni perezosa corrió a comprarse para el velorio el vestido floreado que "Don Precavido" no le compró por ahorrativo, el cual nunca fué vendido por la boutique por extravagante ya que sólo vendía ropa común y corriente.
Los Dones tenían un hijo muy ambicioso en la capital el que recibió un telegrama que decía "mamá testó" y cómo era de esperarse por salir como la madre, jirito, jirito llegó a ver qué le había dejado de herencia su mamá.
No, Amnesia tiene memoria de teflón, yo le dije que te mandara un telegrama diciéndote que papá testó, pero lo que ella quiso decir es: Mámate ésto, mamá fué la heredera de papá y se fué con su amante a disfrutar los reservados de papá.

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