Eres vicio, erotismo que masturbas los sentidos, eres beso que acompaña al navío ¡Eres tú!
Tú espuma, tú tremor, eres mansa y tela de algodón virgen que cubre con caricias mi camisa.
Onda sinfónica de susurros hipnotizantes de arribos continuos y constantes fruncidos.
Te ciernes a mi vista para luego replegarte.
Impetuosa te presentas, temerosa te relajas, violenta desprendes los cristales expulsados en la roca y los peñascos.
De constantes arrumacos te muestras turmalina, jadeíta, turquesa y venturina, en ocasiones te presumes acerina. Si de ópalos titirantes y de cuarzos tus reflejos ¡Dame ola un consejo! ¿Me retiro o me quedo desmayado ante tal atrevimiento?
Mi actitud y alegría me abandonaron, se fueron a rehacer su vida porque en mi estaban encadenados a la amargura de la mía.
Aprovecharon que dormía y en un sueño se embarcaron para no volver a la claustrofobia de mi monotonía.
- ¿Y si volvieran?
- Ya nos los querría porque significaría que acostumbrados a mi quedaron y mi esperanza son frescuras de vida, no aquellas anquilosadas fantasías de mi pasado.
Tomaré uno de esos sueños que me visitan, en los que no creía y si es posible me anclaré a varios, ¡al fin que no pesan!, como muchos lastres que mal cargaba día tras día.
- ¿Y si volvieran?
- Ya nos los querría porque significaría que acostumbrados a mi quedaron y mi esperanza son frescuras de vida, no aquellas anquilosadas fantasías de mi pasado.
Tomaré uno de esos sueños que me visitan, en los que no creía y si es posible me anclaré a varios, ¡al fin que no pesan!, como muchos lastres que mal cargaba día tras día.