lunes, 25 de junio de 2012

SEPIA

Fue En la casa de Mariquita, la señorita de 73 años donde lo vio por primera vez, sus ojos se posaron en ese cabello grueso azabache, rasgos delineados, labios definidos, pero sobre todo en esas manos que no armonizaban  con su edad aunque fueran tan hábiles para el trabajo como las de una persona adulta. 
La casa de Mariquita es de construcción pretérita bien preservada, de techo alto, paredes gruesas y portones de madera macizos, las cenefas conservaban la majestuosidad de antaño: racimos de uvas, mangos, peras, plátanos y manzanas verdes seguidas de hojas de lechuga.
-El es mi abuelo por los años de 1900, apenas con 18 años cuando conoció a mi abuela, papás de mi mamá –me interrumpió Mariquita al mismo tiempo que me ofreció una ciruela rellena de nuez y cubierta de chocolate -¿Verdad que es bella la foto?-.
-Ya existían en ese tiempo las cámaras?
Dicen de la señorita Mariquita que es de raras costumbres, que las heredó de su abuelo  “¿Cómo puede ser la gente tan mezquina? Ni que lo hubiesen conocido”
Con el pretexto de hacerle mandados mis visitas fueron más frecuentes y me tomaba tiempo para admirar la foto de su abuelo Don Lucio de cuando era joven. Mariquita discreta me dejaba admirando esa fotografía de color amarillenta, enmarcada con madera tallada.
No fue sorpresa para mi pensar en cada momento  en aquel joven muy moreno que hasta en sueños sus parpados caían pesados por lo tupido de sus pestañas al sonreírme, mostrándome su marfilada dentadura perfecta.
Entenderán que la propina ya no era importante para mi, me bastaba con sólo ver la personalidad y los ojos de asombro que Lucio puso cuando le tomaron la foto; me imaginaba la calidez de sus manos, la tersura de sus labios, lamentaba el no haber vivido en esa época para tan sólo conocerlo. 
-¿Señorita y a qué edad falleció su abuelo? 
Pensativa me respondió – Fue un misterio su muerte, ya que murió al poco tiempo de haber nacido mi mamá; fue un secreto que ni mi abuela –dicen- supo a ciencia cierta.
Mi relación, mas que con Mariquita, fue con el retrato; ya me era familiar Lucio, lo sentía mío y me imagino, hoy me quiero imaginar, no en esta época, sino en una más distante; donde el flirteo, la mirada, el lenguaje “la pervertida oportunidad de ligar” sea ajena a lo socialmente permitido.
En la noche en mi ensoñar Lucio me ofrece su mano y yo le doy la mía, me convida de su época color sepia... y ya no volví a hacerle mandados a la señorita.

3 comentarios:

  1. :o orale no manches es una historia diferente y muy interesante, una relación que se da en tiempos y edades diferentes, épocas mejor dicho,aun que claro, el no lo conoce y viceversa,en definitiva me gusto por que es algo nuevo y da mucho a pensar por el punto de que hasta a heteros y homos les puede pasar enamorarse de una persona que no es de su época o que no conocen mas que en fotos o que quizá te guste pero a ver dime una opinión que tengas ¿ crees que te puedas enamorar de alguien que no vez físicamente pero tratas con ella sin verle? ahora sera mas difícil enamorarte de alguien del que solo vez en fotos? pregunta abierta para tus lectores igual :) me gusto tu escrito :)

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    1. Antes que nada gracias Marv. Tendremos que empezar que tu observación sobre que les puede pasar a heteros, recordemos que la literatura no tiene sexo y tienes toda la razón, a cualquiera nos puede pasar.
      Es necesario tener claro esta situación, que no es lo mismo que te encandiles por la belleza de alguien en foto y el creer que te puedes enamorar. El amor es producto de un trato, porque si no es una ilusión. A mi también me encantó,pero me encantaría saber más de tí.

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    2. Es un escrito que me parece sublime, sobre todo cuando el niño muere por el llamado del amor de Lucio

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