Pensar que el mundo se renovó con el nacimiento de Cristo, no es desatinado, cambió el interior de cada ser humano que se abrió a la palabra, movió la parte más recóndita de la conciencia de aquellos que han sabido escuchar.
Por esta razón es razonable aseverar que un mundo nació con la venida de Jesús y nosotros resurgimos por ello.
Entender que la vida es un regalo, que muchas veces despreciamos pero que con el tiempo valoramos; entonces vivamos plenamente mientras podamos y no calculemos el precio de la felicidad, no escatimemos en ella.
Vivir convencidos y saber lo afortunados de ser elegidos para esta maravillosa experiencia.
En ésta época de Navidad, que todo lo bueno sea un pretexto para echar a andar el amor.
El mundo se renueva cuando encontramos a Dios ¡Imposible pensar diferente!
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