Si un día quieres platicar conmigo, yo te acompaño y el silencio será nuestro cómplice.
Si un día tienes ganas de escucharme, mis ojos hablarán al mirar el cielo rojo mientras el sol baja.
Aprenderás mi manera de conversar, nos comunicaremos con el solo roce de la piel.
Si ese día llega habremos traspasado la inútil práctica de no dejar de hablar sin entender al otro.
Nuestra conversación se limitará a observar el universo. Si así va a ser ¡invítame!
Me quedaré, si un día platicar conmigo quieres, porque no hay nada en esta vida que más deseé.
Adolfo Delgadillo Padilla
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