Padre, me siento mal porque me robo las servilletas de la cafetería a donde voy. Mucha gente toma servilletas porque las ponen para que uno agarre las que necesita, pero yo necesito más que ellos porque en mi casa no hay.
El otro día padre, descubrí a mi prima teniendo relaciones sexuales con su novio. No vaya a creer que ví todo, pero se que estaban en la movida, claro que estaban. Me hice el enojado y creo que por la sorpresa interrumpieron "aquello" que estaban haciendo y mi prima fue a buscarme para suplicarme que no dijera nada porque no quería darle mortificación a mi tía. Ah pero si le dije: y tú tanto que me juzgas por ser gay, hasta puto me dices, para que veas que tú no eres una santa. Mire padre, ni para un hotel tienen ¿Por qué faltarle el respeto a la casa? ¿Con qué clase de hombre se va a casar mi prima que ni para pagar un hotel tiene?
Yo arrodillado trás la reja de donde está el padre escuchando mi confesión. Me dijo un amigo que eso no era una confesión, que más bien le sonaba a reclamo o chisme.
Padre, el otro día discutí muy fuerte con una tía que quiero mucho porque no me pagó ni me regresó un anillo de oro con una esmeralda. Mi tía me reclamó que no era esmeralda ¿Pues qué quería por el precio del anillo? A mí me lo vendieron por esmeralda, yo lo vendo como tal.
Siempre que mi tía llega del norte a mis hermanos y a mi nos da gusto pero yo digo que le da más gusto a mi estómago porque es seguro que vamos a comer muy bien porque nos compra comida.
Yo no sé padre que ideas tienen mis hermanas, son unas tontas porque se arreglan para el marido pero ni amigas tienen y ni salen, se la pasan atiende que atiende al hombre y a los chamacos. Deberían de irse al gimnasio, irse a tomar café, socializar; digo yo, no.
El padre me escuchaba en silencio nomás con la mano en la boca, después se la pasaba en las sienes y no me decía nada. Me escuchó hasta que yo me harté y ya no tenía nada que decir.
De las servilletas me dijo que no me preocupara, que si las ponen allí es para que nosotros las tomemos, pero que procurara no abusar. Todo iba como yo esperaba, el padre comenzó a hacerme sentir bien.
Sobre mi prima me dijo, mira, ese es un momento íntimo y lo mejor es retirarse y decir: "Lo siento, no se preocupen". Cerrar la puerta e irte, claro, ser como una lapida. Pues si que me quedé frío como la lapida de panteón, yo esperaba que me respondiera: "Ave María Purísima, eso es un pecado, dile que se venga a confesar".
Referente a mi tía me invitó a que le pidiera perdón ¡Cómo jijos de la chingada le iba a pedir perdón, pues nunca me pagó, y del anillo ni hablar! Claro, esto no se lo dije al padre pero ganas no me faltaron para levantarme e irme. Al percibir mi silencio en el tiempo que pensé lo que les digo, prosiguió: "En ella tendría que caber la madurez de acercarse a ti pero tú vas a aprender dos cosas, la humildad y vas a poder utilizar las puertas para que la relación de familia no se cierren, eso es lo que importa". Quiero decir que me costó uno y la mitad del otro y si, le pedí perdón a mi tía a la que más amo.
Sobre tus hermanas hay personas que tienen mucha amargura. El padrecito iba por muy buen camino, me estaba dando la razón a mi, bueno con lo de mi tía me puso a parir chayotes, pero con esto de mis hermanas, estaba de mi lado. Continuó: "te decía, hay persona que tienen mucha amargura, tanta que quieren arreglarle la vida a los demás". ¡Zaz! Me calló la boca, no le pude contestar nada y me fuí con la cola entre las patas ¡Me dijo amargado! Sin decírmelo como tal, pero lo entendí.
Qué manera del padrecito en poner a uno en su lugar con tres palabras.
Adolfo Delgadillo Padilla
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