miércoles, 14 de noviembre de 2012

GALLINA NEGRA


                                                          

-Léeme la mano- Omar le pidió a Moisés
-¡No!- Ni el Moi se piso a pensar el por qué de su negativa, si veinte pesos que le pagaba por la lectura no le caían nada mal, le alcanzaría para unos molletes y un café.
-Órale, léemela.
-No, no quiero, no insistas.

Vázquez era uña y mugre de Moisés, Vázquez estaba enamorado de Omar, un  muchacho güerito, bajito y con unas nalgas divinas, pero jamás le hiso caso. Vázquez estaba embelesado no nada más por las pompis del chaparrito sino que también por sus cabellos de sol tipo Luis Miguel.
-Amiguito, cuando te encuentres con Omar- le aconsejó Vázquez a Moisés – y si va con su pareja Adolfo, no le hables, porque hacen misas negras, son brujos.
-¡Ay y qué, yo no creo en eso!
-Si, pero también matan gallinas negras.
-¿Y eso qué? Mi abuelita les tuerce el pescuezo y las hace en caldo, con el color de las plumas que hayan nacido; es como si dijéramos que tu tienes la culpa de ser gordo y negro y yo blanco y flaco.
Sin embargo Moisés tomó muy en cuenta la advertencia que su amigo del alma le había hecho.

Un día en zona rosa Moisés se topo frente a frente a Omar con su pareja Adolfo y éste se le quedó viendo fijamente a los ojos como queriéndolo subyugar y dominarlo, Adolfo era de nacionalidad cubana, tez clara y nada mal parecido. Moisés sobre avisado por Vázquez le sostuvo la mirada de cuchillo a Adolfo y se dijo para sus adentros “¡Qué me ves pendejo, yo no te tengo miedo y de mi lado está alguien realmente poderoso, que es Dios!”. En el no cabía espacio para el miedo. Por supuesto que Adolfo no cedió a la mirada retadora de Moisés y éste tampoco. El que si se incomodó fue Omar, Moisés pensó que su actuar era la de muchas parejas, tal vez celoso o por la manera de actuar de su amante, que no supo como manejar el encuentro, ya que Moisés  tenía las mismas características físicas que Omar y ¿por qué no?, que le haya gustado Moisés al “brujo”.

Con tal de ganarse unos pesos Moisés le dijo a Omar que él leía la mano. Fueron muchas veces que le hiso a la quiromancia para poderse dar algunos gustos, como el cafecito.

Unas de esas tardes de ocio, antes del anochecer, Moisés que era muy curioso le reclamó a Omar el por qué nunca lo había invitado a su casa y Omar le preguntó: -¿Quieres ir Moi? - ¡Si claro! No dieron literalmente tres pasos cuando Omar se paró en seco y le aclaró: -No Moi, no quiero causarte daño. – Pss, ¿y por qué me haz de causar daño? – No puedo decirte, en verdad no insistas. No a ti.

Tanta fue la insistencia de la lectura de las líneas de la mano que muy a su pesar, (porque Moisés sintió angustia y apatía por primera vez de hacerlo) aceptó. Omar le extendió su mano y Moisés con un gesto displicente se la retiró.                                                                                                            ----Sólo te voy a decir que veo. Abandono, enfermedad, traición, privación de libertad y muerte.
-Gracias Moisés- y se retiró, no antes sin dejarle de dar el pago respectivo acordado.
En cuanto llegó a su casa Moisés, se comunicó con Vázquez para ponerlo al tanto de su experiencia con Omar.
-Fíjate que le leí la mano y esta vez le dije…
-Ja ja ja, oh si, madame Moisés, ja ja ja, bruja blanca.
Vázquez era ateo, por lo tanto tampoco creía en estos menesteres y cambió bruscamente la conversación.
Una noche suena el teléfono en casa de Moisés.
-Bueno.
-¡¡Moi!!-gritando-prende la televisión.
-¿¿Qué??
-¡¡Que como una chingada, que prendas la televisión!!- Quitado de la pena Moisés prendió el aparato en el único canal que todos conocían, el “2” y cual fue su sorpresa que en el noticiario de Jacobo Zabludowzki, daba la noticia de que habían capturado a una banda de narco-satánicos junto con su líder Adolfo de Jesús Constanzo, apodado “El padrino” y a sus amantes, una mujer y un hombre de nombre Omar, de tan sólo 22 años.
“El padrino” fue muerto en la emboscada y a Omar se le cumplió todo lo que Moi le había predicho. La familia de Omar jamás lo visitó en la cárcel y murió de SIDA.
Pasada la sorpresa Moisés se dio cuenta que le había salvado la vida al no llevarlo a su cas y al no engrosar la lista de asesinados a causa de los rituales satánicos; le quedó claro que no existía maldad en ese ser sin voluntad, que fue producto de la mala influencia y de una baja autoestima.
El más desconcertado por sus habilidades fue Moisés y Vázquez su mas fiel crédulo se volvió.

Abril 1989

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