viernes, 27 de abril de 2012

GENIO Y GORDURA HASTA LA SEPULTURA



-          ¡Ay Chencho qué voy hacer sin ti!
-          “Pues lo que siempre hacías mujer”
-          Eso nunca se acaba, la labor de una ama de casa es extenuante, y sin sueldo ¡Qué barbaridad! Pero ya ves: Fuller, Avon, Mary Kay, Tuper Were ¡No hay dinero que alcance! ¡Ay Chencho!
-          “Ora, ora no escupas, que todavía siento… pues lo e siempre, andar de metiche”
-          Mhj, perdón, es la dentadura que se me aflojó, pero no me voltees la tortilla Inocencio, porque para que te lo sepas, eran relaciones humanas y tú de esas carecías; gracias a ello me di cuenta que la güera, la del tres, si esa que acorriénta el barrio, hasta de blanco la sacaron y tú ni un anillito de “Nice” me lograste dar.
-          “La que me dio el anillito fuiste tú, bueno, si a eso se le puede llamar anillito”.
-          No comiences a calentarme la telera Nacho, que si me casé contigo es porque ni tiempo me diste de poder escoger y mucho menos las dos últimas sílabas de la palabra “escoger”, con eso de que me acatarrabas todo el tiempo. Me prometiste luna de miel ¡Y mira a la pocilga que me trajiste! A Canelita, esa que mal teñido tiene el cabello, que dizque de >>chocolate<< ya le van a comprar casa, si, si la del seis y a ti ni para enganche te alcanzó.
-          “¿Pues cómo? Si comes como pelona de hospicio”.
-          Me vuelves a querer voltear la ardilla al revés y te pongo los calzones como acostumbrabas a usarlos, hasta el ombligo, que ni así lograbas levantar  “ese orgullo”. Bien me lo decían mis padres- No le creas a ese cretino, que creé que vende la verdad en cuadritos-  y si que me la vendiste en cuadritos, porque de rompecabezas no se nada, no por falta de inteligencia, porque bien que me doraste la píldora, sólo llegaste y te instalaste y con cuatro hijos me embarcaste ¡ingrato! >>Ya oigo llegar a tus hijos<< ¡Ay viejito de mi alma, no me abandones! ¿Qué voy a hacer sin ti? snif, snif, snif ¡Tan bueno y trabajador que era! Ahh
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jueves, 26 de abril de 2012

ENGAÑO


Dices que me miras ciego de amor
Mi amor ciego de ti desea morir
casto mi deseo, cierto tu desamor
Morir engañado dulce tormento
tormento que me engañes desamor
en agonia, desvanece mi cuerpo
cuerpo, alma te pertenecen sin temor
Salvaje suspiro anhelo tu voz irradia
irradia mentira a mi corazón
miente arogante, no desilusiones
que engañado quiero ser de voz
No engañas mi sapiencia sino a ti
que por no quererme sufres mas que yo
¡Oh! Lamenta tu estadía mas que yo
 

MORIR EN EL INTENTO

  

Llevaba 3 mese  saliendo con Efraín, un muchacho moreno, delgado, de ojos expresivos y actitud varonil; en su comportamiento era educado, atento, pero reservado. 
Este tiempo fue necesario para tomarle confianza y, la verdad, cariño. Andábamos juntos a todos lados: al super, al cine, a comer, a una reunión con mis amigos; en todo momento quería estar conmigo, salvo ese día que era domingo, en la fiesta de cumpleaños de mi sobrino, un agasajo familiar, a la cual no era momento de llevarlo, porque significaba dar explicaciones a mi familia de otro “nuevo amigo”. 
Al cerrar la puerta, la fuerza de la costumbre como siempre nos acompañábamos- le eché llave a la puerta  y a la reja. 
Efraín no se percató que lo dejé encerrado y pasados unos minutos (no podía perder tiempo), comenzó a desconectar el televisor de plasma, el DVD, el mini componente etc. Estaba decidido a robarme ahora que se había ganado mi confianza. 
Mientras que yo unas cuadras adelante me percaté que había olvidado el regalo de mi sobrino, vire el coche y me volví hacia mi departamento y en ese instante caí en cuenta que, había dejado encerrado a Efraín.  
Llegué, abrí y mi sorpresa fue mayúscula, cuando me dí cuenta que el muchacho que apenas tenia poco de conocer me quisiera agradar, queriendo cambiar los mueble y darle otro aspecto al departamento y, obviamente limpiar los rincones en donde ni la señora que me hace el quehacer, suele asear.  
- “¡Pobrecito!”- pensé. Su estupor fue mayor que el mío, se ruborizó y quedó mudo al quererme explicar que me quería agradecer de ese modo –pues no tenia otro- su acomedimiento. 
- ¡Hermoso, no te hubieras molestado! – Le expresé dándole un fuerte abrazo- este remodelamiento me hubiese encantado que lo hiciéramos juntos-  
-Mjh, no es nada, quería granjearme, pero llegaste y el sorprendido fui yo-  
-¡Anda, anda!, ponte una camisa limpia, arréglate ese pelo y me acompañas a la fiesta ¿va? 
Efraín se quitó la gorra, se acomodó el cabello con agua y gel. Salimos del departamento entre risas y a mi se me olvidó echarle llave a la puerta y a la reja. 

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