Cuando te digan: "Lo siento ya no hay nada que podamos hacer". Ese es el verdadero momento en que estamos en manos de Dios.
¡No perdamos la fé!
Cuando te digan: "Lo siento ya no hay nada que podamos hacer". Ese es el verdadero momento en que estamos en manos de Dios.
¡No perdamos la fé!
En la fulgurante luz de una llama veo la esperanza aunque se que hay un fin. Es la que ilumina la incertidumbre y la hace más dudosa para luego convertirla en una certeza sin evidencia gracias a esa luz llamada fé.