lunes, 23 de marzo de 2020

PANDEMIA 2020



Hoy me he ido solo, nadie me acompañó, de tantos amigos con los que contaba, ni familiares, sólo me acompaña mi compañera por el compromiso.
No hubo tiempo de avisar, de despedirme, todo fue tan de repente, algunos planes y el trabajo pendiente encima de mi escritorio. La ventana quedó abierta donde se asoma el árbol de jacaranda para que riegue con sus hojas azul violáceo el interior de mi habitación, que se airee con el frescor de las tardes de mi bella ciudad que se baña de colores tropicales.
Hoy me despido sin aspavientos, el silencio me acompaña. Ya habrá un tiempo en su espacio para recordarse que en ustedes quedo por siempre.
Todo fue tan de repente: rumores, confirmación y después la confusión.
Qué contrariedad, yo quería que fuera diferente, no por mí, si no por ustedes. ¡Qué jugada del destino!
¡Confirmado! El virus que hace que los pulmones colapsen.

Adolfo Delgadillo Padilla

PIERDO MIENTRAS GANAS



Pierdo mientras ganas, ganas te quedan mientras yo las pierdo.

Ganas más por amarme que yo por no amarte como me amas.

Aunque me ames como me amas, pierdo, y tú ganas aunque no te ame.

Estamos pero no estamos. Tú te pierdes por mi, yo, me pierdo sin pensar en ti.

Tú estás donde estamos y yo no estoy aunque juntos estamos. No me hallo.

¿Qué dolor es más duro, el amar como me amas o no poder amar como me amas?

Más dolor siento yo porque tú sientes mientras yo... siento que no siento lo que tú sientes.

Tú tienes lo que quieres (a mí) y, yo quiero tener lo que sientes (por mi).

Pierdo más por no tenerte por no quererte... que tú por quererme me tienes sin tenerme.

Porque tú podrás amar a otro como me amas y yo no podré encontrar a alguien que me ame como me amas.

Entonces, pierdo aunque ganas tengo, mientras ganas tú por poder lo que yo no puedo.

¡Tonta!

Has ganado en perderme y yo he perdido por no saber quererte.

Adolfo Delgadillo Padilla

LA LLAMA

En la fulgurante luz de una llama veo la esperanza aunque se que hay un fin. Es la que ilumina la incertidumbre y la hace más dudosa para luego convertirla en una certeza sin evidencia gracias a esa luz llamada fé.

Adolfo Delgadillo Padilla